Por: Jesús Ramos
Se declararon la guerra desde hace tiempo Barbosa y Nacho Mier. Y aunque el oficialismo genuflexo por miedo no lo consigne, lo de ellos no sólo es político sino personal. Su odio entiendo, es mutuo.
¿Hasta dónde llegarán? No le veo fin. Y tampoco límites. Ni reglas ni consideraciones ni mesura. Se dieron, se han dado y se seguirán dando con todo.
Escuchando ayer a Nacho en entrevista con Carmen Aristegui, concluí que difícilmente lograrán la reconciliación por lo lejos que ha llegado el mandatario y lo agraviado que se siente el coordinador de Morena.
Barbosa le pateó el bolsillo, la familia y el proyecto.
Le pateó el bolsillo con el veto a sus empresas para que no presten servicios en Puebla, le concluyó el contrato publicitario con el diario Cambio y le encarceló a su socio Arturo Rueda.
El escore de Nacho agrupa quince denuncias judiciales contra miembros de su familia, la fijación destructiva hacia Nacho junior y la intentona de Barbosa para que su hija Daniela no fuera diputada.
Al aventarle a la prensa sicaria con el asunto de la carpeta de investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera y detenerle a Rueda volvió a patearle las ganas de ser gobernador, y al hacerlo lo hizo también con su proyecto de gobierno 2024, como ya lo había hecho antes en sus mañaneras.
“Yo no sé quién gobierna en Puebla, y parecería, por los hechos, que es Jorge Estefan”, así de venenoso lo declaró con Aristegui el coordinador de diputados morenistas.
Para las pulgas de Miguel Barbosa debió calentarle. Subirle el nivel de azúcar. Poner en entredicho el ejercicio del poder en Puebla es ofensivo. Está clarísimo que Nacho tiró la frase para matar la vanidad del mandatario.
¿Quién gobierna Puebla? No bueno. El fraseo en sí es ofensivo. Da a entender que Jorge Estefan Chidiac le ganó la voluntad para reactivar la denuncia que por extorsión le enderezó a Rueda en 2015.
Y al convencerle asumió decisiones que corresponden exclusivamente al Ejecutivo. Muy fuerte lo que dijo Nacho con Aristegui. Y si en ese plan andan uno y otro, la agresividad futura de ambos podría incrementarse a lo inimaginable.
Al momento Barbosa va de gane con las tres patadas que ya le puso encima. Sin embargo, no tendría que darlo por descontado por las relaciones que Nacho tiene en la cúpula nacional, especialmente con Andrés Manuel.
Por cierto, el único que podría detener esta guerra es él, el Presidente. Y hablando entre nos no creo que lo haga. @Diarioreporter
Creo que al niño rico Nachito, el carma le volteó la espalda.
Había que recordar que quien aún le guardaba un poco de confianza era don Manuel Bartlett, y se perfilaba exactamente para ser la continuidad en Puebla de Morena, amén de los nombres que se barajan.
Sin embargo, el «agandalle» que tuvo con la designación de sus hijos para adueñarse de puestos públicos llegó a oídos de AMLO, y sin decir nada, lo siguió considerando por pertenecer a la ganadería del titular de la CFE.
Y ahora, recientemente volvió a meter las cuatro «patas» cuando aceptó en nombre de la bancada de Morena en el Congreso de la Union, dar la «orientación» a los diputados «guindas» para votar a favor de los empresarios, tiendas departamentales y otros, bueno, ya solo faltaba el usurero del barrio, a lista de raya -nómina- pudieran cobrar los distintos adeudos que hubieran contraído todo trabajador. Cuestión que Andrés Manuel, desencajado ordenó echar atrás está iniciativa que dañaba seriamente las gastadas arcas de todo asalariado.
Así que totalmente de buenas con el Presidente de la República, no! no lo creo, sobretodo porque Puebla siendo «tierra» de su Señora esposa, no quiere que el Estado continúe con un gobierno errático como en los últimos 12 años.
Más bien, su debacle está dictada, seguramente por alguna «hilo» – más grave que el caso Rueda, que debió romperse en todos esos grandes «negocios» que suele gustar realizar el niño rico, Nachito!!