Por Jesús Ramos
Cierto es que Javier Aquino tiene amistad de años con Armenta, pero esa no fue la razón política que le trepó en la Secretaría del Bienestar del próximo gabinete.
Más bien se trató de un asunto de estado. Sencilla es la explicación. Sin un puesto futuro de alto calado, Aquino sería hoy un náufrago de la política estatal, un don nadie con Samuel sobrevolando su puesto.
Antorcha Campesina, 28 de Octubre, sindicatos, caciques, alcaldes y diputados en funciones y electos, líderes políticos e incluso organizaciones de delincuentes le habrían perdido el respeto.
Un secretario de Gobernación sin futuro deja de impresionar al mundo. Si el anuncio de Aguilar Pala para Gobernación no hubiese sido acompañado del suyo para Bienestar habría ocurrido esa hecatombe en su desempeño.
Dos cosas quedan perfectamente descifradas. Primero, la petición de Sergio Salomón de un espacio para Javier. Y segundo, la generosidad de Alejandro para concederlo por la razón aquí expuesta.
Similar previsión dieron antes López Obrador, Sheinbaum, Luisa María Alcalde y Rosa Icela Rodríguez. Cuando Claudia anunció que la actual secretaria de Seguridad sería su titular de Gobernación, la que ocupa ese sitio tenía el camino libre para la dirigencia nacional de Morena.
Obvio resulta que Andrés Manuel y Sheinbaum acordaron no restarle autoridad a la actual secretaria de Gobernación como también debieron acordarlo Armenta y Sergio para no hacerlo con Javier Aquino.
Buenísima es la relación entre el gobernador en funciones y el electo. Anunciar a Samuel Aguilar al mismo tiempo que a Javier lleva implícita una razón de estado antes que la política.
Recibir una Puebla con temas graves de ingobernabilidad y debilidad política no es asunto de conveniencia para Alejandro ni de entrega pertinente de Sergio. @DiarioReporter