Por Jesús Ramos
Si Eduardo Rivera Pérez hubiese apostado a combatir la inseguridad en vez de invertir en su egolatría y ambición, hoy en su primer informe de gobierno municipal, estaríamos aplaudiendo al futuro gobernador de Puebla.
Está dejando ir ese chance maravilloso cuando se supone tiene la experiencia necesaria para hacer de Puebla una ciudad segura. O eso fue lo que nos dijo en campaña. Lo que nos prometió.
Ahí se entendió centraría sus baterías y no fue así, le echó ganas a la recaudación, al aumento de impuestos y a los cobros anticonstitucionales como el alumbrado público.
Está bien fácil. El poblano lo que quiere es caminar seguro por las calles de Puebla, estacionar su vehículo sin que le roben las llantas, espejos, el carro completo o le sometan a punta de pistola y cuchillo.
Quiere que las mujeres no sean asesinadas ni desaparecidas ni violadas, que sus hijos no sean tentados por los narcomenudistas fenómeno creciente, que no le asalten al salir de casa o en el transporte colectivo.
Es seguridad lo que queremos todos. En vez de eso, destinó 3 mil 500 millones de pesos a servicios personales para darse la gran vida y ganar bien, servicios generales y a su comunicación social para tener bastante publicidad y así alimentar su soberbia.
Las salas de cine, portadas de periódicos, publicidad en televisión, la radio, los volantes y las pautas en las redes sociales mostrándose sonriente y con logros ficticios corroboran la vanidad suya que aquí estamos exponiendo.
Invirtió mil millones en un centenar de patrullas y en la seguridad del municipio. Esa cantidad si se compara con servicios personales y la divulgación de su imagen pública es una grosería a la inteligencia.
Barbosa gastó miles de millones de pesos en 2 mil patrullas y miren los niveles de inseguridad que ahorcan al estado. Está visto que no es en vehículos donde deben gastar para abatir la inseguridad.
Lo de Barbosa fue un fracaso como lo está siendo lo de Eduardo Rivera. Esa estrategia adquisitiva si la es tiene más pinta de negocio que de plan o táctica de abatimiento de niveles de inseguridad.
En el primer informe de gobierno de Lalo Rivera ocultarán las cifras reales de homicidios dolosos, desaparecidos, el alto porcentaje de percepción de inseguridad, el secuestro de infantes perpetrado por tratantes de blancas y los imparables feminicidios que se registran en niveles alarmantes en la capital poblana.
Se maquillarán los miles de baches que pululan igual en el centro histórico que en colonias alejadas, del primer cuadro, unidades habitacionales y calles principales.
No es asunto prioritario para Eduardo Rivera la inseguridad y la infraestructura social, lo es recaudar dinero sangrando el bolsillo de la gente con parquímetros y fotomultas, crear y aumentar impuestos, morder con infracciones, aplicar por obsesión el cobro del alumbrado público.
Si invertir miles de millos de pesos en su imagen y destinar apenas 600 millones a la obra pública no es ambición, egolatría, vanidad y narcisismo, ¿entonces cómo se le llama a eso? @DiarioReporter