Por Carlos Clemente
Las mafias de la delincuencia y de la política poblana hicieron pasar al alcalde Eduardo Rivera Pérez un miércoles negro y, de paso, le echaron a perder el festejo tras su victoria política del fin de semana.
A 24 horas de poner en marcha el programa de pago anticipado del impuesto predial y después de quejarse porque -jura- la administración anterior no dejó un peso en las arcas municipales, delincuentes armados asaltaron las oficinas de recaudación en Amalucan.
A punta de pistola, tres sujetos amagaron al personal y se llevaron más de 120 mil pesos. Un claro mensaje sobre el estado de indefensión en que se encuentran los ciudadanos ante la ola delincuencial que azota todo el municipio.
Casi al mismo tiempo, al otro lado de la ciudad, sujetos con armas de fuego asaltaron la unidad 17 de transporte público de la ruta Puebla-Cholula y balearon a una persona, su estado de salud es grave. Los hechos tuvieron lugar sobre la recta a la altura del puente del río Atoyac.
El delito de asalto al transporte público es el pan de cada día, sin embargo, hasta ahora no se registraba a plena luz del día.
Es claro que los grupos delincuenciales le tienen tomada la medida a la estrategia, si es que la hay, de la Policía de Eduardo Rivera.
Los pasajeros entrados en pánico y otros en crisis nerviosa, apenas pudieron proporcionar las características de los tres asaltantes. Demasiado tarde, decenas de unidades patrullaron el área sin resultado.
En otro escenario, el político, en la Cámara de Diputados en la Ciudad de México, un grupo de regidores, diputados locales y federales de Morena, denunciaron al edil panista por terrorismo laboral en el caso de las cien basificaciones otorgadas por Claudia Rivera.
Los de la cuatroté golpearon al alcalde, lo desprestigiaron desde la capital del país aprovechando el impacto mediático de esa tribuna.
Eduardo Rivera no acaba de festejar el haberse hecho del control del Comité Directivo Estatal del PAN, de haber derrotado al morenovallismo, cuando la realidad de los problemas lo empiezan a rebasar.
Para corregir el rumbo de la capital poblana no basta con caminatas, agarrar una brocha o cortar el césped de un camellón. Seriedad, por favor.
Nada ha cambiado hasta el momento, ahí siguen los baches, los ambulantes y la inseguridad pública, por mencionar algunos temas impostergables.
Los ciudadanos están cansados de improvisados y simuladores.
Dejen para después el 2024. La sociedad demanda que las autoridades se enfoquen en el presente. @DiarioReport