*La rectora de la BUAP inauguró la Semana Internacional del Cerebro 2022 de la FCQ, foro que se realiza del 22 al 24 de marzo.
Por Redacción
La tan anhelada inmunidad de rebaño será muy difícil de alcanzar, debido a que la protección que las vacunas contra Covid 19 confieren, dura aproximadamente seis meses y la población está desfasada al no enfermar ni vacunarse de manera simultánea, consideró la Rectora Lilia Cedillo Ramírez, durante su participación en la “Mesa redonda sobre el COVID-19, mutaciones, vacunas, daño cerebral y el regreso a la normalidad”.
Al señalar que a dos años de la aparición del SARS-CoV-2, desconocemos más aspectos que los hasta hoy conocidos, señaló que estamos frente a un virus con una gran capacidad de mutar, superó al hasta antes de este más infectivo: el sarampión-, y seguirá mutando.
Por ello, nadie puede predecir qué va a pasar con la actual pandemia, ya que la población mundial está a expensas de la interacción de muchos factores y no hay un control de estos. De aquí la importancia de observar y aprender de esta pandemia para prepararnos y tomar medidas para preservar nuestra salud, aseveró.
“Con Ómicron se pensó que estábamos en el fin de la pandemia, por el gran avance en la vacunación o el número elevado de contagiados; sin embargo, no es así: nuevas variantes pueden aparecer y seguirán apareciendo a lo largo del tiempo”.
Durante su participación en la Semana Internacional del Cerebro, organizado por la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ), habló del origen y evolución del SARS-CoV-2, del cual hasta hoy sabemos aspectos epidemiológicos (capacidad invasiva y de mutar), que afecta más a personas con comorbilidades, sus variantes han ido cambiando el grupo de edad más afectado, y la vacunación ha reducido el riesgo de padecer la enfermedad de manera severa.
Antes, la doctora Cedillo inauguró este foro académico, en el cual reconoció la labor de la FCQ para difundir las investigaciones sobre las enfermedades del cerebro y sus posibles tratamientos. Allí convocó a llevar a cabo más investigaciones en torno a este órgano y sus efectos fisiológicos, debido a que falta mucho conocimiento sobre su funcionamiento.
“El año pasado fui testigo de ese ímpetu manifestado en toda la organización de este evento. Conocí los efectos de SARS-CoV-2 en el cerebro, un virus que cambió nuestra forma de vivir, convivir, aprender, relacionarnos con los demás, pero también de comprender lo que pasaba alrededor de este proceso infeccioso en el sistema nervioso central de personas que padecieron y padecen las secuelas de esta infección”.