Por Carlos Clemente
Ahora que Héctor Sánchez Sánchez podría dejar la presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Estado para, eventualmente, ocupar un nuevo cargo público que le permita perfilarse con miras al 2024 impulsado por el Ejecutivo, bien vale la pena ventilar algunas prácticas irregulares que ha tolerado desde su posición.
El cargo de presidente del poder público encargado de impartir justicia, no es menor, sin embargo, para Héctor Sánchez, los principios de la cuatroté, son de cumplimiento sólo para morenistas, toda vez que él tiene tatuados los colores azul y blanco en el pecho, aunque por el momento los esconde muy bien.
De manera inconcebible, Héctor Sánchez ha permitido en sus jueces prácticas que violentan los derechos de los ciudadanos.
Y es la justicia federal la que ha venido a enmendarle la plana.
En octubre del año pasado, el juez primero de distrito en materia penal, otorgó la protección de la justicia federal y concedió el amparo 563/2020 a un ciudadano en contra de la determinación de la juez María Guadalupe Muñoz.
La juez, en primera instancia, reconoció y declaró como falso un documento presentado por el agente del ministerio público anticorrupción, sin embargo, pasando por alto el hecho, determinó validar la resolución del ministerio público. Una resolución a todas luces manipulada.
El ciudadano inconforme recurrió a la justicia federal, la cual determinó que “se está ante una conducta con apariencia de delito”, siendo evidente la actuación corrupta de la juez y del ministerio público anticorrupción, quien resultó más corrupto que la parte denunciada.
Los jueces, bajo las órdenes de Héctor Sánchez, de manera cínica, dictan contra constancias, lo que constituye un delito como servidores públicos.
Al panista Héctor Sánchez, quien supo de la inconformidad del ciudadano, no parece importarle que sus jueces incumplan la ley, siempre y cuando acaten sus órdenes.
Cabe precisar que el Tribunal Superior de Justicia aún no da cumplimiento a lo determinado por el juez primero de distrito.
El caso, podría ser sólo una pequeña muestra de la forma en que Sánchez Sánchez conduce el poder Judicial en el estado. Sin embargo, el asunto tiene más de fondo.
La parte denunciada, se desempeña en el área de recursos materiales del Tribunal Superior de Justicia, desde donde mueve a su antojo e interés el área que le confió el presidente del poder Judicial.
Hasta hace unos meses, la denunciada ostentaba una charola de diputada federal y era suplente de Nelly Maceda Carrera, legisladora federal reelecta del Partido del Trabajo (PT), partido que, por cierto, postuló a Mónica Silva Ruíz, esposa de Héctor Sánchez, como diputada al Congreso del Estado. ¿Coincidencia?
Con ese cinismo y estela de corrupción, Héctor Sánchez emprenderá una nueva aventura en sus sueños de poder.
@DiarioReporter