Por: Jesús Ramos
Se tardó meses Nacho Mier en responder a las afrentas de Miguel Barbosa. Y cuando se decidió a encararle a campo abierto obtuvo una de mayor gravedad a las anteriores: “vamos a ver responsabilidades en la ejecución de tres ministeriales en Tecamachalco.
Detonar una amenaza de semejante calibre es bastante grave. Ignacio Mier Bañuelos es alcalde de Tecamachalco, pero también hijo del coordinador de la bancada de Morena en la Cámara Federal de Diputados.
Y los ministeriales a los que hizo referencia el mandatario son aquellos a los que mató la policía municipal en noviembre pasado, hechos por los que también habrían abierto carpeta de investigación contra Mier Bañuelos.
Irá por él. Esa fue la primera idea beligerante y vengativa que produjeron sus neuronas. El lado flaco, el Talón de Aquiles del legislador Mier lo expuso el Ejecutivo, es su vástago, el presidente municipal de Tecamachalco. Y lo fijó de objetivo.
Barbosa respondió más con el hígado que con la cabeza al trámite de su denuncia ante la Fiscalía General de la República por tráfico de influencias, revelación de secretos y otros delitos contenidos en el Código Penal Federal.
Denuncia que también incluye a Santiago Nieto, Alejandro Armenta y al fiscal de Puebla Gilberto Higuera.
Para dar poquito contexto al embrollo, Nacho afirma que el mandatario y los tres restantes se habrían asociado para perjudicarle con un expediente de la Unidad de Inteligencia Financiera que le incrimina a él y a otros cercanos suyos en lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y otras acciones ilegales.
El propósito de Barbosa fue desde un inicio dinamitar las intenciones de Nacho por la gubernatura, hacerlo pedazos, anularle toda posibilidad. Y la tontera de Nacho, fue creer que Barbosa en algún momento se detendría.
Le falló. Se equivocó feo. Si no lo sabía debió preguntar por los humores de Barbosa y su capacidad de maldad, por ese estilo suyo de gobernar con furia y venganza.
En su pleito ninguno es víctima ni victimario. Es una lucha encarnizada de poder a poder y por el poder. El mandatario no le quiere de sucesor, cualquiera menos él, y Nacho no pudo entenderlo así.
La amenaza de los tres ministeriales asesinados es eso, una amenaza. Y Barbosa la está direccionando a su hijo Mier Bañuelos. Expandir el lío político a la familia me parece que traerá consecuencias públicas o privadas.
López Obrador ha pasado por eso, frecuentemente atacan a sus hijos Jesús Ernesto y José Ramón, y los morenos tendrían que entender que con los hijos no deben meterse.
Barbosa se preparó para la guerra total, irá al límite, es fajador, da y recibe, Nacho no. Y si cree que con su denuncia ante la Fiscalía General de la República detendrá el ímpetu de su atacante me parece que está equivocado.
El gobernador poblano no es de los que se acobardan, gusta practicar la política a la ofensiva. @DiarioReporter