Por: Jesús Ramos
Asesinatos, presos políticos, ingobernabilidad y escándalos mediáticos es la elevada factura que ha pagado Barbosa por empecinarse en imponer como autoridad municipal a los caciques Celestino en Coyomeapan.
Los susodichos son los hermanos David y Araceli Celestino Rosas y el esposo de esta última, Rodolfo García López, sujetos que no solo tienen asolada a la población sino que se han transferido cínicamente el ayuntamiento por más de una década.
El niño de 15 años y los tres indígenas asesinados por la Policía Estatal el lunes pasado entran en ese coste de imposición que va en sentido contrario a la voluntad de los habitantes de Coyomeapan.
La gente no los quiere como autoridad. En la elección de junio del 2021 ganaron por fraude, como las veces pasadas, aseguran los inconformes, y desde entonces les han impedido tomar posesión del edificio municipal que permanece clausurado y vigilado.
Rodolfo García despacha como alcalde espurio desde Tehuacán y aunque el gobierno estatal, a través de su delegado Andrés López y otros emisarios suyos como Araceli Bautista y Carlos Figueroa, intentó dinamitar el movimiento de resistencia del pueblo, según relata la activista Claudia Martínez, todos ellos fracasaron por la gran determinación y unidad de la gente.
¿Por qué se empecina Barbosa en imponer a los Celestino si el pueblo los detesta? La diputada federal Inés Parra tiene la respuesta. Detrás de la necedad del mandatario se encuentra la ambición por explotar los recursos naturales de la región.
Son millones de pesos en árboles maderables y minerales los que rascan la panza a la ambición de Barbosa y familiares suyos. Incluso, se ha atrevido a reconocer ingobernabilidad en Coyomeapan para que sean los Celestino los que devuelvan la supuesta paz y estado de derecho, plan con maña pues.
A la mañana siguiente de que la Policía Estatal emboscara y asesinara a cuatro indígenas del pueblo, Barbosa y el secretario de Seguridad Pública Daniel Cruz Luna se apresuraron a responsabilizar a los muertos y heridos por el ataque, los tildaron de delincuentes.
Sin embargo, altos mandos de la Guardia Nacional desmintieron al mandatario, al asegurar que los agresores fueron los uniformados del gobierno.
De manera conjunta, Barbosa y Daniel Cruz, informaron que los indígenas portaban armas e incluso amagaron con ellas, lo que también fue desmentido por la GN. “Iban desarmados, la que atacó y mató a habitantes de Coyomeapan fue la Policía Estatal”.
El costo de querer imponer a sangre, mentiras, lágrimas y fuego a los caciques Celestino en ese ayuntamiento enclavado en la sierra negra, metiendo a la cárcel a cualquier cantidad de indígenas e incluso asesinando, como esta vez, es ya un exceso del gobierno del estado.
Tendría que renunciar a tal propósito, proponer la creación de un Concejo municipal al Congreso del Estado y tomar en cuenta la voluntad de los habitantes. Todo lo ha hecho mal el gobierno de Barbosa en Coyomeapan. Tiene razón Inés Parra al acusar que la tragedia del lunes pudo haberse evitado si el mandatario, la Comisión de los Derechos Humanos, el Poder Legislativo local, Morena y el mismo Presidente López Obrador, hubieran resuelto el problema poselectoral desde hace 10 meses, pero hicieron caso omiso y por tanto todos son responsables. @DiarioReporter