Por Jesús Ramos
Se entiende el mensaje. Va para reporteros y columnistas. También para dueños de medios de comunicación. Revelan historias oscuras, corruptas y tráfico de influencias del gobernador Barbosa y tu empresa te pone de patitas en la calle.
El convenio publicitario con la suma mensual acordada se hace bolita y se lanza al cesto de la basura. Despídete de tu forma de vida.
Eso ocurrió con la periodista Kara Castillo. Reveló las dos escuelas que las autoridades educativas instalaron dentro del rancho San Miguel propiedad del mandatario, allá en la sierra negra, y la despidió el portal El Ciudadano de un sujeto que se hace llamar Héctor Palma.
Dios Todo Poderoso y su familia deben conocerle porque de la prensa bien nacida y bien hecha no es.
Coincidí con Kara en la redacción de Síntesis hace dos décadas. Mujer valiente, inquieta, profesional, inteligente, bonita para escribir, en su belleza femenina qué chica más hermosa, pero su hermosura crece exponencialmente como ser humano.
Amiga, colega. Así la considero y le aprecio, aunque en algunos episodios no hayamos coincidido por circunstancia y defecto mío.
Ella como todos nosotros trabajamos por necesidad. Nos gusta lo que hacemos, sin embargo, devengar el sueldo de manera honesta y con ética profesional nos permite sobrevivir y sobrellevar la vida con decoro, cubrir nuestros gastos, vivir con el deber cumplido.
Gente sin entrañas, sin corazón el gobernador y la señora Vélez por presionar su despido. Y persona sin carácter el que la despidió. Si no fue capaz de defender a su personal, menos lo hará con su línea editorial, por cierto, gubernamental por entero, sin credibilidad por defecto.
Kara es una víctima más de este gobierno, lo ha sido e-consulta, El Popular y nosotros. Al gobierno de Barbosa le enfada la crítica y el señalamiento de lo que hace mal, abusos y excesos.
Su publicidad oficial y presupuesto gubernamental de medios informativos va para quienes le lambisconean, tergiversan la realidad, divulgan la Puebla fantasiosa que gobierna y sus sicarios de la prensa.
Cero publicidad para quienes ejercemos el periodismo que analiza, hurga, investiga, propone e informa con la verdad.
Gusta regañar reporteros de la fuente de gobierno cuando le hacen preguntas incómodas. Les denigra y ofende. Que le reverencien y ataquen a sus adversarios le fascina.
Kara somos todos los periodistas. Ella fue el mensaje, el escarmiento. Si expones el mugrero del mandatario, sus excesos, como instalar dos escuelas con dinero de los poblanos en su rancho, el precio por pagar es la cabeza.
Eso a Kara le valió gorro. Hizo lo que hace espléndidamente, investigar, y su despido fue la consecuencia.
La peor de las censuras es la autocensura, algo que la prensa poblana practica por deporte, el portal El Ciudadano es lindo ejemplo de autocensura para los universitarios que cursan ciencias de la comunicación. Y para los de ciencias políticas, el autoritarismo de Barbosa y su vocera Vélez. @DiarioReporter