Por: Jesús Ramos
Ni Eduardo Rivera Pérez es el súper candidato a vencer en el 2024 ni a Genoveva Huerta deben subestimarle las razones que le asisten para aspirar y lograr ser la candidata del PAN a gobernadora.
¿Por qué criticarle ese derecho a ella y aventarle loas a él como si fuera el gran rockstar de Puebla? Échenle números para darse cuenta que ni PAN, PRI ni PRD juntos o por separado podrían hacer morder el polvo a la marca Morena y a aquel que lleve sobre la montura para ese año.
Atrévase y ponga de jinete a los primos Mier, Alejandro y Nacho. O a Claudia Rivera, para darse cuenta que Lalo es importante, sí, pero no tanto si se observa en la bola de cristal del 24.
Salvo Rafael Moreno Valle con Gali y Martha, ningún otro gobernador pudo poner gobernador, es sabido. Y, hablando en plata, se antoja complicado que Barbosa logre llevar a la victoria a Lalo Rivera, haciéndole al Tío Lolo, como ya lo hizo en la elección del 6 de junio.
Tome en cuenta que para entonces su poder habrá mermado y el control que ejerce sobre los organismos electorales habrá disminuido, su declive será la realidad, a grado tal, que los consejeros y magistrados que hoy le son sumisos, para entonces, lo altamente probable es que no atiendan sus instrucciones.
Y lo mismo ocurrirá con incondicionales suyos, operadores electorales, legisladores, gerentes de partido y aliados camaleónicos al Gobierno (periodistas incluidos) que le apoyan en este instante pero que en el futuro es donde depositarán su apuesta.
Con la franqueza que caracteriza a Marko Cortes, por aquello de que en el 2022 el PAN saldrá derrotado en cinco de las seis gubernaturas y en el 2024 perderá la Presidencia de la República, que más da entregar la plaza del Gobierno de Puebla con Lalo Rivera que con Genoveva, si la tendencia electoral, los números de Morena y la aprobación de AMLO tienen el comportamiento alegre que ahora poseen.
El contrargumento podría ser que con Lalo perderían menos feo que con Genoveva y además lograrían llevarse algunos espacios adicionales, sin embargo, no es suficiente, si Geno retiene el partido júrelo que su decisión del 2024 será la que convenga a los intereses del morenovallismo.
Al fin y al cabo los terribles resultados futuristas que Marko dibuja en esa media decena de estados no son muy distintos a los de Puebla tratándose del PAN y sus posibles aliados.
Ni disparate ni despropósito. Ni fantasía ni locura. Genoveva puede ser la candidata a gobernadora, claro que puede, si la ruta que transitará él y ella los conducirá al mismo punto: la derrota.
Las vaqueritas de Dallas que agitan el pandero y le echan porras a Rivera Pérez deben considerar que su buen desempeño en el ayuntamiento angelopolitano depende no sólo del gobernador Barbosa que le impulsa, también de las estrategias del oponente federal que consigo trae recursos financieros, programas sociales, estructura oficial, mucha maña y todos los argumentos necesarios para convertirle su gobierno municipal en una pieza de poco rédito. @DarioReport