Por Jesús Ramos
Es percepción generalizada que Tonantzin Fernández no ganó cabalmente la alcaldía de San Pedro Cholula, sobran dudas, hay sospechas muchas de acciones turbias y manoseo truculento, nubarrones bastante negros.
Igualmente ocurre del lado de Roxana Luna, tampoco existe la certeza de su victoria o derrota, en general, la participación democrática del electorado en ese municipio se observa mancillada.
Estos son los elementos que avivan la probabilidad del fraude en los resultados. La desaparición de una casilla que cuando aparece da la voltereta a favor de Tonantzin.
La sospecha que esa casilla y otra más, dos pues, albergan cajas de pandora con los aspectos más sucios y desagradables de toda elección. El cómputo supletorio que hizo el Instituto Electoral del Estado sin ser su responsabilidad.
Esa variación de resultados notoria al cotejarse actas de escrutinio y cómputo del día de la elección con otras de días posteriores. Todo mal, todo opaco, turbio, sin convencimiento pleno de aquella que ganó y la que perdió.
El Programa de Resultados Preliminares que anocheció y amaneció dando la ventaja a Roxana el 2 y 3 de junio, y que días después invirtió el rol para levantar en hombros a Tonantzin subraya lo menos grave.
Ese rumor, ese relato, esa percepción oscura de victoria es la que debe cambiar en lo urgente Tonantzin porque Roxana está haciendo lo que le corresponde de manera maravillosa: vitaminar el fraude.
Con las proporciones debidas, Salinas nunca pudo sacudirse el gane fraudulento del 88, Martha Erika tampoco en el 2018 y para allá apunta la victoria opaca de la alcaldesa electa morenista de San Pedro Cholula. @DiarioReporter