Por Carlos Clemente
En Puebla, seis de cada 10 mujeres padecen algún tipo de violencia –sexual, psicológica o verbal- en su casa, el trabajo o la calle, conforme a cifras del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) de la Ibero Puebla.
No distingue nivel socioeconómico, está enraizada en una cultura machista y patriarcal que reproduce comportamientos discriminatorios hacia las mujeres, revela el estudio.
De manera que, si un funcionario de primer nivel del gobierno de la capital del estado enfrenta una denuncia de esta naturaleza, debería prender los focos rojos del tablero del alcalde Eduardo Rivera Pérez.
Alguien debería aconsejarle que minimizar la denuncia contra Michel Chaín por violencia en contra de su expareja no es cosa menor.
Que debería asomar algo de sororidad ante un grave problema que afecta al 64 por ciento de mujeres poblanas.
Verse indiferente puede tener un alto costo político.
El mismo día del anuncio de su gabinetazo, el 06 de octubre, la víctima se dirigió al edil vía redes sociales, con una interrogante contundente: “¿No que ningún violentador de mujeres en su gabinete presidente Eduardo Rivera?”.
Vendrían seis días de una fuerte ola de críticas en las redes, impulsada por familiares, amigos y los colectivos “Yo alzo la voz” y “Sororas del Mundo”, contra el nombramiento y pedían al alcalde echar abajo su designación, previo a la toma de protesta.
El 12 de octubre pasado, Elia del Carmen Rojas Villalpando se decidió a presentar la denuncia ante la Fiscalía Especializada de Investigación en Delitos de Violencia de Género contra las Mujeres, por las agresiones de que fue víctima el 21 de junio de 2017, tiempo en que sostenía una relación de dos años con Chaín. La carpeta de investigación es FGEP/CDI/FEIDVGCM/CJMPUENLA-I/008941/2021.
A través de un video difundido en redes, dijo “… me decidí a denunciar y a platicar mi historia en voz alta, a alzar la voz por mí y por todas aquellas mujeres que callan por años abusos y episodios de violencia. Ni un agresor en el poder”, demandó.
El silencio fue la respuesta de Rivera Pérez ante el reclamo. El 16 de octubre, 10 días después de que detonó el escándalo y al día siguiente de asumir el gobierno municipal, abordó el tema.
Negó que vaya a destituir a su funcionario “sólo por una denuncia”. Acto seguido, como si fuera el abogado defensor de Chaín, hizo valer la presunción de inocencia.
En los recientes días, Elia le ha solicitado audiencia al edil, que escuche su versión, le aclaró que no es tema político ni económico, es un tema personal, de justicia, sobretodo en pro de las mujeres.
Eduardo Rivera no ha sido capaz de contestarle.
Poca difusión ha tenido el tema, incluso algunos colectivos feministas han callado. Ha faltado la sororidad que tanto predican. Si es o no una denuncia oportunista o mal intencionada, lo determinarán las autoridades.
En todo esto, alguien mintió en los filtros de control de perfiles, porque todo indica que no es la primera ocasión que Chaín es denunciado.
En agosto de 2019, María Fernanda, exesposa de Chaín, también lo acusó a través de las redes sociales de ser violentada física y psicológicamente, así como recibir en tres ocasiones amenazas de muerte.
Esta información ¿se le ocultó al alcalde o a pesar de saberla se insistió en el nombramiento?
¿Qué tan fuerte es el compromiso político con los grupos detrás de Chaín, para estar por encima de los principios y proyecto del alcalde?
Hasta ahora, Eduardo Rivera sólo ha demostrado que es un feminista de ocasión. @DiarioReporter