Por: Jesús Ramos
Un largo día después de filtrada la imagen de la estatua de Barbosa desmintieron su existencia. En todo ese tiempo pasó mucha agua bajo el puente, tardaron una eternidad en reaccionar.
Para cuando lo hicieron, el comunicado y su contenido no sólo eran viejos sino increíbles. Y para colmo, sí existe nos corroboraron a media tarde gentes de allá adentro muertos de la risa. Por la noche, el propio Barbosa se vio obligado a geolocalizarla en Zinacatepec.
El video del gobernador negando la escultura tampoco fue oportuno y lo hizo en la necesidad de atenuar la candela de algunos medios nacionales que en la oferta de contenidos llevaban la nota y la lumbre en contra suya.
Fue motivo de burlas en redes sociales lo mismo en Facebook que en Twitter. Las granjas de bots gubernamentales fueron rebasadas abrumadoramente por las cuentas orgánicas.
A medio barullo nadie habló de una estatua “develada”, excepto el gobierno y el propio Barbosa, lo que me hace pensar que muy probablemente sí sabía de su existencia y sí pensaba retirarle la cobija al monolito y echarle cuetes.
Imposible que un mandatario que presume frecuentemente saberlo todo no supiera que los regidores de su tierra natal le habían hecho la barba con la estatua, colocándola en la explanada del ayuntamiento de Zinacatepec, mostrándola al mundo.
Pero ese no es el punto, creer o no en la ignorancia del Ejecutivo será cosa de los poblanos, aquí el meollo es la ligereza con que toma las cosas este gobierno, su tardanza para reaccionar a los escándalos y sus múltiples metidas de pata.
Con Tadeo pasó lo mismo, reaccionaron 21 días después, lo mismo con los privilegios que le brindaba el sistema penitenciario poblano a Eukid y otros presos.
Y que tal la crisis de Huejotzingo con los tres universitarios asesinados. Y la masacre de Ciudad Serdán que se le juntó con la de Atlixco. Y la pandemia con el mole de guajolote. Y la prostitución que regenteaban los chiapanecos en San Miguel. Y la UDLAP. Y así podríamos seguir citando otros escándalos.
El gobierno del estado carece de reflejos. Es muy lento. No avanza al mismo ritmo de la sociedad. Se pasma. Minimiza las cosas. Pide ejemplos de levantones y ahí están grabados en video los casos de los tres jovencitos de Tehuacán y de Sandra en Amozoc.
No se los muestran, no se los platican y tampoco se lo informan. Barbosa tiene muchos barberos a su alrededor y quizá nadie que le diga las netas, que se atreva a decirle la gravedad de las cosas en el momento oportuno. En vez de ello, se las ocultan o se las distorsionan, se las confiesan cuando todo está perdido.
Con la estatua fue lo mismo que con las adversidades anteriores, le informaron del escándalo avanzada la tarde del martes, cuando la crisis de frivolidad, opulencia, fantochería y culto a su personalidad le quemaba el cargo, el nombre y el honor.
Y como en las otras ocasiones debió haber sido él el que diera la cara y se limpiara a medias el tizne de las mejillas. @DiarioReporter