Por Jesús Ramos
Ya se hundió el barco del PRI en el Congreso del Estado de Puebla. No lo sabe todavía Néstor Camarillo, podría ser traumático para él, sin embargo, debe superarlo, resistir y no doblarse.
Cinco de sus compañeros diputados priistas afinan los detalles con Jorge Estefan Chidiac y Eduardo Castillo para engrosar las curules de Morena y decirle adiós al Revolucionario Institucional.
Se declararán morenistas, defenderán en adelante la cuarta transformación, será el Mesías su faro de luz, con él nada les faltará, pejelagartos se dirán, integrándose abiertamente a las estructuras políticas de Alejandro Armenta.
Néstor Camarillo se quedará en el Congreso local como diputado único del PRI, integrante de la bancada solitaria del tricolor, perderá entonces beneficios políticos, económicos y de la Junta de Coordinación.
Feo es lo que le ocurre. Primero la salida masiva de priistas reconocidos hacia el partido guinda. Después, la migración de los 40 alcaldes revolucionarios e institucionales a la 4T. Y ahora, esto del Congreso del Estado.
Su anunció del 17 de enero en que dará a conocer la expulsión de 5 priistas será intrascendente. Sin remordimientos de conciencia ni dolor se irán esos 5 y decenas más.
Desfondarán todos juntos, con Jorge Estefan como general de retirada, al PRI. Será líder de un instituto sin valor político, vacío, hueco, algo que en lo directo le afectará también a Eduardo Rivera Pérez.
Esa alianza, en un principio, consideraba el brío de un tricolor con potencial de voto decisivo y operadores certificados, el asunto es que quienes movían esos sufragios los darán a Alejandro Armenta y Morena el 2 de junio no a Lalo.
Estefan comenda la migración, el desfonde del PRI a través de las cuatro decenas de alcaldes y los seis diputados locales que cargarán en hombros sus curules para situarlas del lado del morenismo legislativo. @DiarioReporter