Por Jesús Ramos
Buena parte de políticos y prensa local ha privilegiado la emoción y pasión por sobre la razón cuando orientan los nombres de Claudia Rivera y Pepe Chedraui para la candidatura a la presidencia municipal de Puebla por Morena.
Sus reflexiones, en la mayoría de los casos, son simplistas. Claudia es muy rechazada y Pepe harto querido. Tendrían que considerar algunos otros factores políticos y numéricos antes de alcanzar semejante grado de iluminación.
Una cosa hizo bien Barbosa de todo el desastre causado a Puebla. Sembrar la idea negativa en un segmento realmente pequeño de la población del rol de Claudia como alcaldesa.
Al morenaje eso no le importa ni le incumbe. Si Claudia es pobre o clasemediera como ellos y representa los orígenes de la 4T votarán por ella sin importarles su pasado, cualquiera que este sea.
Ella fundó el movimiento que les beneficia con los programas sociales a adultos mayores y estudiantes, combate la corrupción, es auténtica adversaria de los conservadores enemigos de AMLO y ampliamente apreciada y querida por López Obrador.
Se equivocan quienes aseguran que lo mejor que podría pasarle a Mario Riestra es que Morena se la pusiera de contendiente en vez de Pepe Chedraui. No analizan que el 41 por ciento del voto duro guinda de la capital no se identificará con Pepe.
Es empresario, es rico, es priista, jamás se ha amarrado la tripa, nunca ha sufrido para completar el gasto y la posibilidad de disminuir ese 41 por ciento de Morena estará latente antes y después de su nominación si le oficializan candidato.
Todo buen profesional de encuestas concluirá que en cualquiera de los casos tanto Claudia como Pepe restarán puntos a la 4T, cuando sean designados, aunque bajo esa lógica Claudia le quitaría menos que Pepe por el vínculo de identidad pejista.
Claudia batallaría con el voto switcher y la simpatía de la clase media, pero conectaría con ese 41 por ciento de morenistas. Pepe, batallará con el switcher y los clasemedieros, y añádale también con el morenaje de cepa que sólo Dios sabe si le acepte.
Similar a la reflexión de Claudia Rivera es la de Alejandro Carvajal, él sería aceptado sin lío alguno por la base obradorista, pero enfrentaría complicaciones con la clase media y el switcher.
Equivocados están aquellos que solo miran el rechazo a Claudia, sin observar desde la colina la identidad con la 4T y la ponderación de clases e indecisos. @DiarioReporter