Por Raúl Hermosillo Carmona
La frase “es la economía, estúpido”, es famosa por haberse convertido en el lema de campaña que llevó a la presidencia al Bill Clinton en 1992. Cuentan que James Carville, estratega político de Clinton, sugirió enfocar la campaña en las necesidades inmediatas que estaban afectando la vida cotidiana de la gente. Y que, para que todo el equipo lo tuviera presente, apuntó tres frases en el pizarrón: 1. Cambio vs más de lo mismo, 2. La economía, estúpido, y 3. No olvidar el sistema de salud.
En aquel entonces, todas las encuestas le daban el triunfo al republicano Bush que había alcanzado niveles históricos de popularidad cercanos al 90%. Analistas y expertos consideraban que no había manera de ganarle y su reelección era inminente después de un primer periodo presidencial considerado muy exitoso por haber logrado recuperar el orgullo nacionalista norteamericano.
Al final, Bush padre perdió y la segunda frase, que luego evolucionó a “es la economía, estúpido”, se convirtió en el lema de campaña y es emblemática del triunfo de Clinton. Las otras dos frases, en cambio, a pesar de su importancia, fueron olvidadas.
Toda proporción guardada, pienso que el escenario de la contienda presidencial en México ha comenzado a parecerse al que se dio entre George Bush (padre) y Bill Clinton hace 30 años.
Así como Bush vivió la época del fin de la guerra fría, hoy estamos en medio de un nuevo reacomodo geopolítico entre bloques: por un lado la Unión Europea y Estados Unidos; y, por otro, China y Rusia.
La crisis energética provocada por la invasión rusa a Ucrania, es considerada por muchos como el preludio de una crisis petrolera mundial como la que produjo la Guerra del Golfo Pérsico, solo que esta vez, agravada por los estragos de la pandemia.
Así como ocurrió en 1992 en Estados Unidos, aquí también la elección de 2024 se vivirá como un referéndum entre dos grandes bloques electorales: quienes quieren “más de lo mismo”, es decir, que continúe AMLO —ya sea torciendo la ley para “extender su mandado” o bien imponiendo un Maximato— y quienes queremos un “cambio”, es decir, que no continúe AMLO.
Y es muy probable que, como con Bush, a pesar de la debacle económica y de salud, aquí también el presiente López Obrador llegue a la elección con altos niveles de aceptación. Bush padre ganó popularidad por sus logros militares y diplomáticos. La caída del Muro de Berlín y la Guerra del Golfo reanimaron el nacionalismo norteamericano. AMLO ha ganado popularidad por sus “logros” propagandísticos.
Ahora bien, en cuanto a la situación económica doméstica, hay también algunos paralelismos interesantes. Por ejemplo, justo antes de la elección de 1992, la economía norteamericana entró en recesión, es decir, en un periodo de decrecimiento consecutivo del PIB.
Aquí, esta administración inició con una recesión. Luego vino la pandemia y se espera que, a diferencia del resto del países similares en América Latina, México termine el sexenio prácticamente sin crecimiento, con una pronunciada caída en la inversión, lo que sin duda impactará la generación de empleos. Asimismo, es muy probable que la inflación siga alta, rondando los dos dígitos, ya que se trata de un fenómeno global.
Así que, si alguien veía con optimismo la posibilidad de una recuperación económica hacia finales del sexenio, siento decirle que es muy probable que la nueva recesión que experimentará la economía norteamericana el próximo año nos arrastre irremediablemente.
Si algo nos ha salvado, ha sido la fortaleza de nuestro sector exportador y el flujo de remesas hacia nuestro país producto del despegue de la economía de nuestro vecino del Norte. Si la actividad económica de EU cae, no habrá manera de mantener a flote la actividad económica y mantener el tipo de cambio.
Pero eso no es todo. No olvidemos que, en su listado, Carville también incluyó el factor salud. Y bueno, a todos nos queda claro que nuestro país está sumergido en la peor crisis de salud de que se tenga memoria, no como producto de la pandemia, sino por el desmantelamiento del sistema de compras y del Seguro Popular.
Si a ello sumamos el pésimo manejo de la crisis sanitaria del Covid (alrededor de 800 mil muertes en exceso), el panorama es desolador. Todos los expertos coinciden en que la nueva ocurrencia del IMSS Bienestar no podrá paliar el estrepitoso fracaso del Insabi.
Y para cerrar con broche de oro, sumemos el factor inseguridad. No solo el miedo a ser asaltado en cada esquina, sino el temor a ser víctima de la violencia del crimen organizado que parece haber tomado el control de amplios territorios y mercados a lo largo y ancho del país, con el ¡aval presidencial!
Así que, al bloque opositor no solo le sirve el eslogan: “la economía, estúpido”, le sirven también: “es la salud, estúpido, “es la inseguridad, estúpido” y es el fracaso de este gobierno para garantizar condiciones mínimas de bienestar, más allá de las pocas dádivas que reparte y que pronto disminuirán por la falta de recursos públicos.
Por eso, en el 2024, creo que la frase ganadora de campaña será “Cambio o más de lo mismo, estúpido”. Y me queda claro que los mismos chairos ya no aguantan otros 6 años de estupidez. @DiarioReporter