Por Jesús Ramos
Tienen razón los morenistas inconformes con los privilegios que tiene el PRI en este gobierno del estado, Estefan en especial. Una secretaría, una posición en el gabinete no es asunto de amistad o de afectos, es de negociación y compromisos, de complicidad incluso.
La política es dar y recibir, charlar en público y a escondidas, estirar y aflojar, ceder bonito y apercollar. Nada dan los políticos si no obtienen algo a cambio.
Quince días antes de que Isabel Merlo fuera nombrada secretaria de Educación fue motivo de discordia entre Jorge Estefan y Néstor Camarillo aquí lo revelamos, adelantamos su llegada.
Este último incluso pidió a compañeros suyos legisladores le apoyaran para tirar a Merlo de la negociación y fuera él quien ocupara la vacante de la que sería echado José Luis Sorcia. Como chamaco malcriado hizo rabieta, estalló en llanto y pataleó.
Es obvio que tan peculiar dupla de caninos ya traía en el hocico ese hueso, esa dádiva de corte educativa en el gabinete estatal que sería desmantelado por nefasto e inepto, inservible para objetivos distintos de la nobel administración.
Alito Moreno palmeó el lomo a Estefan en el entendido de que la posición era el pago a los servicios prestados por el PRI en el Congreso del Estado allá en diciembre y sus posadas, y quien mejor que Jorge para poner gente ahí. Y puso a Merlo.
Sin embargo, la misma polémica se hubiese generado con Néstor como secretario porque en la realidad apenas cuenta con una modesta carrera comercial, aunque en su currículum finja ser abogado, por cierto, de la misma universidad de Paola Angón y Jesús Giles.
Tampoco cuenta con título profesional como no lo tiene Isabel Merlo. Cinco columnas correspondientes al mismo número de focas, viudas del barbosismo, coincidieron ayer en defender a la priista de un ataque imaginario de género, cuando el asunto trascendente es la ausencia de cédula de profesionista, indispensable para el cargo que ostenta.
Muerto el muerto ahora las focas barbosistas ven a la SEP como la ventanilla de cobro de favores económicos que dejaron de percibir desde que mandaron al carajo a La Macuil, algo que bien pudo prometerles el canino de alzada mayor por defender el puesto de Isabel Merlo.
La Secretaría de Educación Pública está metida en la tarea de entregar 11 mil 400 títulos universitarios. Es una comedia la vida, se burla de nosotros, los documentos oficiales serán entregados por quien carece de uno de ellos.
Quedan tan pocos priistas en el PRI. Y ninguno, sin el título profesional que soporte moral y honestamente la titularidad de un cargo de alta relevancia. @DiarioReporter