Por Carlos Clemente
Huérfanos, cual parias de la política, los priistas dan bandazos, se grillan, lamen sus heridas y arremeten nuevamente contra sí mismos. No hayan rumbo ni destino.
Es la historia de los priistas en los últimos 10 años. Desde que perdieron el gobierno en Puebla y con ello el poder.
Navegan sin brújula, pues. Unos contra otros.
Los priistas son zombis que esperan línea. Hoy no la tienen de parte de nadie. En consecuencia, no saben qué hacer o decir; hacia dónde ir.
Nuevas generaciones de priistas se han puesto a la cabeza, pero ninguno con la estatura suficiente, por ello regresan del pasado algunos dinosaurios con largas colas y afilados colmillos.
Hablar del PRI en Puebla es hablar de épicos triunfos y sonadas derrotas.
¡Está acabado! Vociferaban sus adversarios en 1995, cuando por primera vez, perdió la capital poblana.
¿De qué carajos está hecho el PRI? Se preguntaban, cuando volvió a ganar carro completo en la elección federal de 1997.
Misma dosis les recetaba Melquiades Morales en 1999. Y Mario Marín en 2005.
Sus excesos y decisiones en sentido contrario a los intereses de los poblanos les llevó a perderlo todo en 2010 ante el morenovallismo.
Desde entonces deambulan en el terreno de la incertidumbre, a tal grado que en 2021 se aliaron a sus acérrimos rivales, quién lo diría, para poder festejar una victoria que no es de ellos, pero se ufanan sin el menor rubor.
Con miras al 2024, los priistas saben que no tienen nada, aun así, pelean la marca que les pueda dar algunos dividendos.
En días pasados vimos a Jorge Estefan Chidiac y a Enrique Doger decirse sus verdades. Traidor, le gritó uno. Corrupto, le contestó el otro. Malagradecido, entreguista, maletero, incongruente, fueron algunos de los adjetivos que intercambiaron. Se conocen demasiado bien, pues.
El dirigente del partido, Néstor Camarillo, también salió raspado: títere, fue lo menos que recibió.
Prometieron discutir públicamente sus diferencias, finalmente decidieron no hacerlo. Entendieron que era escupir hacia arriba y dilapidar el escaso capital político que les queda.
Optaron por un ridículo comunicado firmado por los tres.
Hoy ese es el nivel del priismo poblano que un día gobernó a sus anchas estos lares y que hoy se conforma con migajas.
¡Que Alito los rescate, por favor! @DiarioReport