Por Jesús Ramos
En cosa de días e incluso horas Sergio Salomón y Alejandro Armenta pondrán la transición en el centro de la agenda mediática. Uno y otro enviarán a sus más cercanos para diseñar dos variables: la administrativa y la política.
Tan importante una como la otra, aunque más trascendente la última. La primera incluye lo financiero, numérico, protocolos de entrega-recepción, estatus actualizado de gobernabilidad, cachivaches y archivos. La segunda variable, el cumplimiento de acuerdos políticos.
Análisis obligado y mensajes por descifrar serán los emisarios de Armenta en esas tareas de entrega-recepción, porque en el futuro que se aproxima ocuparán las carteras más importantes de su gobierno, mostrará a sus mejores confidentes y los de su entera confianza.
Son identificables muchos de ellos, sin embargo, esa será la ocasión idónea para que Alejandro les enmarque, les envuelva para regalo y les envíe por enésima ocasión a la opinión pública.
Ingenuo resulta a escasas horas de recibir la constancia de mayoría desgranar la mazorca y barajar posibilidades de nombres en su gabinete con cargo incluido, cuando aprendidos estamos que los gobernantes sueltan el listado de sus equipos horas antes de rendir protesta al cargo.
Sheinbaum anunció que Juan Ramón de la Fuente jugará un papel destacado y protagónico en su sexenio, él encabezará los trabajos de entrega-recepción del poder entrante.
Igual sucederá con Armenta, aquel que le represente para recibir las llaves de su gobierno lleva implícito el mensaje de la confianza y aunque en menor escala aquellos que integran el resto del equipo.
Sergio Salomón igualmente seguirá mostrando su brazo derecho, la conciencia suya y probablemente a los que podrían trascender en la administración armentista. @DiarioReporter