Por: Jesús Ramos
Entretenida, así está la clase política poblana con la estampida mediática de presuntos candidatos a gobernador. Que tampoco son muchos, como enlistan los oficialistas, en realidad sobran dedos de la mano si somos serios.
Es un despropósito y un pésimo chiste incluir a Melitón Lozano y a otros del gabinete de Barbosa, cuando la realidad se limita a un panista y a dos morenistas que esta vez ni al caso vienen.
Y en trato excepcional las menciones que se hacen de Beatriz Gutiérrez, aunque gentes cercanas a ella comparten que lejos está de ese propósito y ese interés… hasta este momento.
Pero mientras la distracción se encuentra por aquel flanco, desde otro, los grupos radicales y moderados de la izquierda ya planean empujar mujeres hacia las senadurías para el 2024: Daniela Mier, Eloísa Vivanco y Rosa Márquez deben ser espejadas.
Como en cada elección presidencial, el punto de empuje se encuentra en los comités nacionales, grupos de poder y la Presidencia de la República, y desde ahí lo hará Ignacio Mier con su hija, doña Eloísa con la ayuda de Claudia Sheinbaum y Rosa con la influencia de René Bejarano.
Y aquí como en la gubernatura, observaremos un detalle muy parecido al de la sucesión en Casa Aguayo. El gobernador, como El Coronel de García Márquez, no tiene quien le escriba para ese tipo de escaños. Carece de propuestas dignas en varones y mujeres.
La decisión de doña Eloísa es seria, va con todo, nos dicen. Y la de Nacho por ganar ese espacio para Daniela, tiene implícita la absoluta confianza del que la va a ganar.
Aquel o aquella que se posiciona en una senaduría puede sentir con las yemas de los dedos la candidatura a gobernador. Barbosa y Armenta sirven de ejemplo aquí cerca, pero hoy mismo hay varios casos vivos y despachando en casas de gobierno.
La fórmula hombre-mujer se complementa en términos de ley. Los apellidos Abdala y Jara están contenidos en la chistera de Puebla para sorpresa de quienes ya los olvidaron. @DiarioReporter