Por: Jesús Ramos
A un año del triunfo del panista Eduardo Rivera Pérez los homicidios dolosos se le incrementaron 70 por ciento. Qué horror. De sus compromisos de campaña, el de la seguridad fue el más importante y está fallando de forma terrible.
Un año de retrocesos, de empeorar las cosas, de más robos con violencia, de asaltos al comercio, al pasajero de rutas colectivas y de una percepción de inseguridad altísima, arriba del 75 por ciento, tomando en cuenta que hay ciudades del país con una percepción de 11 puntos porcentuales.
Si existen denuncias de jovencitas que se han salvado de levantones en pleno centro histórico, deben existir casos de otras que no lograron escapar de las garras de los delincuentes. Esa zona de la capital tendría que ser la más vigilada y no lo es.
Se burlan del alcalde en su propia nariz. No puede interpretarse de otra manera que los criminales y delincuentes levanten gente, asalten, promuevan la trata de blancas, asesinen y distribuyan droga en el corazón de la ciudad, a unos cuantos metros de Palacio Municipal.
Eduardo Rivera se ha preocupado más por el diseño de medidas recaudatorias, como el cobro del alumbrado público, la concesión de la publicidad en exteriores y la instalación de parquímetros que en encontrar la fórmula que pacifique la capital del estado.
Su afán de hacerse de recursos, pedir préstamos bancarios y rematar vehículos de los corralones da alas para imaginar que los compromisos de campaña no le preocupan, su real preocupación está en idear de dónde obtiene más lana.
Con qué cara y merecimientos se postularía como candidato a gobernador cuando al día de hoy ha fracaso en la demanda número uno de los poblanos: la seguridad. Malo como alcalde, seguramente sería un pésimo Ejecutivo del estado.
Y para terribles gobernantes del estado, pues ya con el que tenemos es suficiente. Cero avances. Retrocesos, todos y en todas las áreas, razón por la que Barbosa ocupa el segundo sitio entre los peores gobernadores del país, apenas por debajo de David Monreal de Zacatecas, de acuerdo a la prestigiosa empresa Consulta Mitofsky de Roy Campos.
Ser alcalde de la ciudad de Puebla es complicado, pero Eduardo Rivera prometió que podía reducir la inseguridad y devolver la paz y tranquilidad a los poblanos.
En rubros como obra social y servicios la cosa no anda mejor. De un año a la fecha ha personificado toda clase de oficios para hacer como que trabaja, desde quitador de chicles hasta podador y tapabaches. Nada que justifique de exitosa su administración. ¿O sí? @DiarioReporter
Lo que pasa que es un títere de Barbosa por lo de la gobernatura el ya estuvo como alcalde una vez y trabajo bien pero ahorita se la va a pelar nadie lo va apoyar no cumplió todo lo que prometió en su campaña por eso está todo mal le importa otras cosas que está obedeciendo lo que Barbosa dice nada más que tonto de va a quedar como el perro de las 2 tortas ni alcalde mi gobierno sabe que en cualquier momento lo quita Barbosa