Por Carlos Clemente
Al cumplirse una semana de los sangrientos hechos en los que perdieron la vida tres campesinos indígenas de Coyomeapan -un menor de 15 años de edad, entre ellos- las investigaciones se mantienen en total opacidad y sobre todo sin que la autoridad considere los testimonios de los sobrevivientes.
Hasta el momento, ninguno de ellos ha declarado ante autoridad alguna como parte de las investigaciones que, dijo el gobernador Barbosa, se iniciaron hace más una semana.
Es lamentable que la Fiscalía actúe violentando las garantías individuales de los familiares de los fallecidos, pues desconocen el resultado de las autopsias ya que nunca les entregaron documento alguno.
El acta de defunción de Omar no indica que murió por impacto de arma de fuego, sino por un shock hipovolémico. La doctora del pueblo confirmó que recibió un disparo en la pierna izquierda y que se hizo a una corta distancia.
Acaso quieren ocultar el resultado de las pruebas de balística, el número de disparos que cada uno de los indígenas recibió, a qué distancia se hicieron éstos y si el tipo de balas corresponden a las armas de cargo de los elementos estatales destacados en la zona.
No es aventurado anticipar que mañana el resultado de las investigaciones arroje que los tres campesinos asesinados sí accionaron armas de fuego antes de su muerte.
Los indígenas aseguran que no portaban armas de fuego. Ningún elemento estatal se reportó herido.
Comentan los sobrevivientes que contabilizaron seis patrullas de la Policía Estatal con alrededor de 40 elementos.
De acuerdo a los propios pobladores nunca andan tantas patrullas juntas y menos tantos policías quienes, por cierto, iban encapuchados para no ser reconocidos. ¿O acaso no todos eran policías?
Otro elemento adicional, es que dos patrullas municipales de Zoquitlán acompañaban el operativo, quién o para qué pidieron el apoyo o cómo explicar su presencia durante los sangrientos hechos.
Por alguna razón, los estatales se hicieron acompañar de una ambulancia, la cual nunca prestó los primeros auxilios a los heridos luego de que los estatales accionaron sus armas, simplemente se retiraron del lugar.
Para el esclarecimiento de los hechos, los videos de las patrullas serán un elemento fundamental, pues los vehículos cuentan con la más alta tecnología, al menos eso nos dijo el gobierno del estado cuando fueron adquiridas.
También existen los videos de las cámaras del C5 instaladas en la “y” griega, entre Zoquitlán y Coyomepan, que podrán corroborar la hora y el número de patrullas y elementos que transitaron por ese punto la tarde del 9 de mayo.
La Secretaría de Seguridad no ha informado si los elementos destacados en Ajalpan han sido suspendidos o separados temporalmente de sus cargos, cuántos están sujetos a investigación o si ya rindieron su declaración ante la FGE.
Las narraciones de los sobrevivientes, obtenidas por #Reporter, señalan que luego de haber disparado a quemarropa contra los campesinos, los policías discutieron entre ellos, unos reclamaron a quienes dispararon “en eso no habíamos quedado”.
¿De qué acuerdo hablaban?
Conforme a los testimonios de los indígenas, hay elementos de sobra para concluir que fue una emboscada.
La pregunta es ¿quién la ordenó, por instrucciones de quién actuaron los elementos de la Policía Estatal?
¿Tiene sentido que el barbosismo y el Congreso del Estado sostengan por más tiempo el cacicazgo de los Celestino Rosas, a qué costo? @DiarioReporter