Por: Jesús Ramos
Si en este estado la ley fuera ejemplo de impartición de justicia, los Celestino Rosas no serían ni autoridad municipal de Coyomeapan ni usarían de escudo protector una diputación federal.
Sin embargo, por disponer de poder como bien controlador y patrimonial, en ese municipio, su cacicazgo y fortuna económica, le es de utilidad a otros que como ellos detentan un poder mayor a nivel estatal.
¿No les extraña que el Congreso del Estado y el gobierno hayan sido omisos a los problemas políticos y sociales de Coyomeapan? ¿Que su desinterés rete inteligencias?
Confieso que meses antes sí me extrañaba. No le echan ganas ni les urge arreglar las cosas ahí, decía. Vamos para el año de conflicto poselectoral y antes que la solución, llegaron los muertos y la tragedia.
Como gran jefe político y máxima autoridad de Puebla, Barbosa pudo evitar la muerte del menor indígena, Omar Herrera, las de los otros dos adultos y la decena de heridos que fueron emboscados la semana pasada por la Policía Estatal en los límites de Zoquitlán y Coyomeapan.
No lo evitó ni él ni el Congreso del Estado de Sergio Salomón Céspedes. Desde el principio estuvo claro que la población no iba a aceptar el cacicazgo de los Celestino, debieron saberlo a través de sus redes de inteligencia.
Después del niño ahogado… ¿taparán el pozo? Por el bien de esa comunidad indígena espero que sí, de lo contrario en cualquier momento podrá ocurrir una tragedia similar o de proporciones mayores.
Este es un problema político de ambiciones enormes, ocultas en el antifaz de la mentira. Es un conflicto de fastidio, de cansancio, de ya estuvo bueno, de decisiones valientes de las mayorías para no dejarse más de la minoría.
El dicho lo dice bien, el valiente vive hasta que el cobarde quiere. Y el cobarde no aguantó más.
Los Celestino seguirán insistiendo en ser caciques hasta donde el gobierno del estado se los permita. No más. En el momento que Barbosa les marque el alto ellos claudicarán. pero no lo ha hecho.
Ahora que anduvimos por ahí, apreciamos los bellos paisajes de Coyomeapan, la riqueza de los bosques y sus vastos recursos naturales, lo que se siembra en esas tierras produce frutos. La gente come lo que la naturaleza les da, es una maravilla.
También supimos de los grandes tesoros que ocultan las montañas, oro, plata y litio, y los proyectos hidroeléctricos emprendidos en el río Coyolapa por la Minera Autlán. En fin.
El poder y la codicia son dos enamorados que avanzan en toda sociedad tomados de la mano. Es una riqueza incalculable en minerales y recursos maderables lo que hay en ese hermoso rinconcito de la sierra negra.
Pensar que un poder mayor al de los Celestino les necesita para extraer todo ese oro, plata, litio y madera, como botín de guerra, con los muertos que puedan caer, francamente a mí me parece un despropósito, no sé a ustedes. @DiarioReporter