Por Carlos Clemente
Los funcionarios del barbosismo en la Secretaría de Seguridad Pública, encabezados por Daniel Iván Cruz Luna, no aprendieron la lección con lo ocurrido en el Cereso de San Miguel en enero pasado.
La introducción y aparición en la basura del cuerpo del bebé Tadeo, exhibió a Puebla en el escenario nacional como uno de los sistemas penitenciarios más corruptos del país.
“Cuando pensarías que debemos aprender de los errores, hacemos justo lo contrario”, escribió el 30 de mayo pasado en sus redes sociales la activista Saskia Niño de Rivera al denunciar que seguía recibiendo denuncias de autogobierno, corrupción e injusticias en penales de Puebla, concretamente el de Tehuacán.
En una hoja escrita por una mano anónima que sufre en carne propia los abusos del autogobierno en el Cereso de Tehuacán, se denuncia a Dolores “N”, Joel “El Coyote”, Rogelio “El Roger”; Enrique “El Tabiques” y Guillermo “El Memo”, como los cabecillas del autogobierno.
Ellos controlan la introducción y venta de marihuana, cristal, piedra y alcohol en grandes cantidades; la renta de celulares y de celdas por horas; así como el control del área de comedor que explotan para generar más recursos.
Después de la denuncia hecha a nivel nacional, el subsecretario de Centros Penitenciarios de la entidad, Jorge Pérez Melchor, inició una “investigación”, que concluyó con el traslado de tres de los internos señalados directamente en la denuncia anónima al Cereso de Ciudad Serdán; decidieron dejar a otros dos en el mismo penal.
Algún favor le debe Daniel Iván Cruz Luna, secretario de Seguridad Pública del Estado, al director del Centro de Readaptación de Tehuacán, Samuel Covarrubias, quien acumula un largo historial de quejas y denuncias por irregularidades en el penal, pero ha decidido mantenerlo en el cargo a toda costa.
Apenas en abril pasado, también se hizo pública una carta que relata los abusos, vejaciones y excesos del grupo de internos que controla el penal y la forma en que circula todo tipo de droga y alcohol dentro del penal de Tehuacán.
Denuncian incluso amenazas de muerte contra aquellos internos que no acaten las reglas del autogobierno.
Sin embargo, el compromiso con Covarrubias es más fuerte que la corrupción que priva en el Cereso de Tehuacán, pues Cruz Luna se empeña en mantenerlo en el cargo.
Es ingenuo creer que sin el contubernio con altos funcionarios del Cereso, puedan introducirse droga desde marihuana, cristal, piedra y grandes cantidades de alcohol.
Necesariamente deben pasar por la aduana de las autoridades del penal al más alto nivel.
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