Por Jesús Ramos
Se percibe un proyecto político de mayor calidez, orden y estrategia el de Alejandro comparado con el de Nacho. Pero en poderío cupular, supera el de Nacho al de Alejandro, así la percepción.
La encuesta y la amistad con el Presidente son las dos variables desde donde catapultan uno y otro sus proyectos políticos del 2024. Incluso para engañarnos. Sus versiones de convencimiento son formidables, debe admitirse.
Los sicarios de la prensa poblana, en declive viudas del barbosismo, apuestan a Alejandro la sucesión de gobierno recurriendo a la encuesta como argumento para aplaudir a su gladiador.
Utilizan esa versión para soplarle, secarle el sudor, envaselinarle el rostro y darle ánimos de triunfo. Semidiós, Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejércitos del norte, general de las legiones fénix, elevan su nombre.
Con Nacho las cosas cambian. La versión estelar es la del gran elector. Esa que determina en cada estado de la república quiénes son los candidatos a las gubernaturas.
Gente suya se encarga de diseminar el run run que cuando López Obrador decida al candidato poblano de Morena, Máximo Décimo saldrá corriendo y llorando a ondear el estandarte de Movimiento Ciudadano, despechado y triste.
Sus narrativas lucen incompletas, les falta el vigor híbrido de la verdad incuestionable. Nacho y Alejandro tienen la mitad del storytelling, carecen del otro 50 por ciento. Están pues en condiciones similares, cojean de patas distintas no caminan nivelados.
Difícil que uno alcance al otro en percepciones respectivas. Es más factible que Alejandro se aleje del afecto de Andrés Manuel que se acerque a él conforme el 24 se aproxime. Monreal es el factor.
Nacho podrá ganar algunos puntos en las encuestas, pero difícilmente emparejará al primo, tiene el tiempo encima, lo que no logró antes en conocimiento no lo hará ahora, aunque pise el acelerador a fondo.
Ordenado y con idea, así se aprecia el proyecto de Armenta. El de Nacho es lo opuesto, en desorden y ocurrente, apático incluso. El primero con la complicidad de la prensa oficialista. El segundo, sin ese plus, sin ese presupuesto ni pauta.
Fiarse de la encuesta en Morena resulta ingenuo, Monreal se fio en 2018 y Sheinbaum fue la candidata, hoy jefa de gobierno de la CDMX, Armenta lo hizo en 2019 y Barbosa resultó favorecido por el partido de Andrés Manuel pese a que Alejandro tenía números mejores.
La fortaleza de uno es la debilidad del otro. Formidable en las encuestas Alejandro, aunque sin el plus del Presidente. En el ánimo de AMLO está Nacho, pero abajo en las encuestas.
Quijada de Piedra vs Máximo Décimo es la explosiva batalla ya iniciada. Miremos a Guadiana y Mejía, son lindos ejemplos recientes en Coahuila de que la encuesta en Morena no garantiza ni la candidatura ni la unidad del partido, tampoco la disciplina. @DiarioReporter