Por: Jesús Ramos
Néstor Camarillo cree engañar al gobierno del estado con su gesto artificial de lealtad y su risita fingida, lo que no sabe él, pero sí sabe el mandatario, son sus entrevistas a escondidas con Nacho Mier papá y Nacho hijo.
Uno charla con quien se nos pega la gana, con quien somos empáticos, es una libertad y un derecho constitucional. Pero los que gobiernan Puebla no piensan de esa forma. Para ellos, es un acto de infidelidad política que uno de los suyos entable comunicación con quien consideran adversario.
Néstor Camarillo si bien lidera al PRI estatal, partido supuestamente opositor, es de dominio público que le marcaron con fierro candente las iniciales MB en la zona más aterciopelada de su cuerpo. Su actuar elástico en la Legislatura local y en los comicios pasados no dejan duda, es uno de los suyos. O era.
Lo mismo que con este muchacho, otros barbosistas que fueron cachados en reuniones clandestinas con el coordinador parlamentario de Morena han sido marginados, despreciados, alejados del círculo de poder, distanciados de la toma de decisiones.
Que descubrieran al priista no es nuevo, eso tiene semanas, el servicio de inteligencia gubernamental cuenta con el soporte necesario para corroborar la reunión y la entrega de Néstor al proyecto político Tecamachalco 2024.
¿Lo hizo con el consentimiento de su protector en turno Jorge Estefan Chidiac? Uno entiende que sí. Habría sido atrevido de su parte e incluso grosero no habérselo consultado.
En lo personal no veo inconveniente que los políticos hagan política con sus pares políticos. Para mí eso es normal, deben hacerlo, de otra manera las grandes decisiones del estado y del país se resolverían a moquetazos.
No soplan los mejores vientos para presumirlo, pero la amistad de Néstor con los Mier pasa por el paisanaje y trasciende relaciones suyas de cuando Nacho chico fue diputado y él alcalde de Quecholac. Hicieron negocios juntos, de eso se habla en la zona.
Camarillo es ahijado de grado de Javier López Zavala, pero cuando debió tomar decisiones de trascendencia política le desconoció para saltar al morenovallismo. Lo mismo hizo con Juan Carlos Lastiri mientras fue funcionario federal, le desconoció por Isabel Allende y luego por Fernando Morales.
A Fernando lo reemplazó por Javier Casique y a Casique por Estefan. Su habitual patrón de comportamiento anticipa que dejará atrás a Chidiac por Ignacio Mier, aquí el asunto, es que este gobierno ya le descubrió. ¿Le marginarán como a los otros? Cuando menos Estefan ya habría sido notificado de su infidelidad. Lo más probable es que le alejen, le ignoren, aunque tenga marcada la MB en ese lugar tan íntimo. @DiarioReporter