Sirvió al PRI, PAN… ahora a Barbosa y Morena
Por: Carlos Clemente
La áspera relación de la BUAP con el gobierno del estado entrará desde este 4 de octubre en una nueva etapa de entendimiento. Y conforme el tiempo avance, cobrará fuerza la presunción de que su autonomía e independencia habría quedado comprometida para poner fin al pleito entre Miguel Barbosa y Alfonso Esparza.
José Agustín Ortiz Pinchetti y Rafael Torres Rocha son nombres clave en la promesa de paz. Ambos habrían sido puente de solución como lo fueron en 2006, en las relaciones de amistad que afianzaron Andrés Manuel López Obrador y Enrique Agüera Ibáñez.
AMLO en aquel entonces en su papel de Presidente Legítimo y Agüera en su segundo periodo de rector de la Máxima Casa de Estudios del Estado.
Ortiz Pinchetti en ese año fungía como secretario de relaciones políticas en el Gabinete Legítimo y Torres Rocha era director académico, pero también enlace de la universidad con el proyecto de López Obrador.
Hoy Ortiz Pinchetti es titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales y Torres Rocha debió regresar del exilio en que se encontraba en la ciudad de Córdoba, Veracruz, para retomar el papel de gran solucionador en los acuerdos de paz y entrega de la universidad al gobierno del estado.
Antes de ser aprobada la convocatoria de renovación de la rectoría Enrique Agüera habría viajado de Miami a Puebla para reunirse con Damián Hernández, Alfonso Esparza, el Oso Alonso y Torres Rocha, revelaron cercanos a ellos, con el propósito de cerrar negociaciones de paz e impunidad para Esparza, y amarrar el triunfo de Lilia Cedillo con la 4T y Ortiz Pinchetti.
Torres Rocha se esfumó del escenario público universitario tras el fracaso político de Agüera en 2013 y después de haber sido denunciado por Samuel Malpica en una red de corrupción al interior de la BUAP. El mismo día que Malpica lo acusó a él y a Agüera de facturar compras que no realizaron, fue asesinado en su domicilio.
La intromisión del agüerista Damián Hernández en el proceso electoral interno de la BUAP y su equipo, del que sobresalen José Manuel “el Oso” Alonso, Sergio Díaz Carranza, Rodolfo Zepeda Memije, José Armando Vargas y Julio Galindo, sería parte del acuerdo para que Lilia Cedillo se alzara con la victoria y las hostilidades con el gobierno estatal concluyeran.
Fuentes confiables de la universidad hicieron una corrección al reportaje anterior de #Reporter titulado El acuerdo secreto de la BUAP, Trama de una rectoría entregada, el auditorio donde Esparza habría tirado línea vía plataforma digital para que los directores de las unidades académicas se volcaran a favor de la doctora Cedillo, se encuentra frente a la Torre de Rectoría de Ciudad Universitaria y no en el centro de convenciones San Francisco como lo dijimos en el trabajo periodístico anterior.
El 26 de julio, visiblemente enojado, Miguel Barbosa dijo a la prensa en su mañanera: “el proceso de voto electrónico que se implementará para elegir nuevo rector de la BUAP es preocupante y no arrojará resultados confiables”. Sin mesura alguna descalificó la herramienta tecnológica, la reprobó.
Hasta entonces quizá no estaba enterado de los avances de paz entre Ortiz Pinchetti, Torres Rocha y Agüera, sin embargo, después de que el 4 de agosto el consejo universitario diera luz verde al voto electrónico como mecanismo de elección, el mandatario dio un giro drástico a su discurso. Su expresión, antes dura, ya para entonces fue de alegría.
“Hago un llamado a los universitarios a que voten con absoluta libertad en el proceso para renovar la rectoría. Quienes participen en la elección deben estar conscientes que de esa decisión va a depender el buen desempeño de la universidad en los siguientes cuatro años”.
Entrevistada en La corte de los milagros por el periodista Rodolfo Ruiz de e consulta, horas después de su victoria, Lilia Cedillo abrió la puerta a un órgano de fiscalización externo con operaciones dentro de la universidad, como quiso hacerlo Miguel Barbosa al arribar a la gubernatura, solo que en vez de ser enfática y rechazar todo intento de menoscabo a la autonomía de la BUAP, fue accesible y complaciente, reprobaron catedráticos de Filosofía y letras.
“Queremos tener una relación ganar-ganar con el gobierno del estado. Próximamente se dará una reunión con el gobernador, ya estamos en eso. Hay disposición de nuestra parte para trabajar y colaborar juntos”, dijo Cedillo anticipando la nueva etapa de la universidad al servicio del Poder.
Los maestros Juan Carlos Canales y Miguel Martínez Barradas, coincidieron también para ese medio informativo, que los retos de la BUAP son mantener ajena a la universidad de los cambios políticos del estado, alejarse del partidismo, construir una universidad sin conceptos de empresa y vincularla a la sociedad.
Sin embargo, dichos retos deberán esperar otros tiempos porque la universidad que con José Doger, Enrique Doger y Enrique Agüera obedeció a los intereses del PRI, que con Rafael Moreno Valle y Alfonso Esparza, fue apéndice del PAN y del gobierno estatal, esta vez se perfila a ser parte del esquema del Movimiento de Regeneración Nacional y de la administración barbosista.
La mediación de Enrique Agüera con representantes de la 4T habría sido clave para intercambiar la autonomía universitaria por impunidad para Esparza. En declaraciones a la prensa, Lilia Cedillo ofreció al estado los complejos regionales de la máxima casa de estudios como detonantes de desarrollo, los mismos que operaron para que obtuviera el triunfo bajo las órdenes de Damián Hernández y que en sexenios pasados sirvieron al gobernante en turno para fines políticos.
José Manuel el Oso Alonso dirige el complejo regional del Centro, Sergio Díaz Carranza el Nororiental, Gabriel Pérez Galmiche el de la Mixteca, Mariana Vaquero Martínez el Regional Sur, mientras que el centro regional Norte es de Felipe Burgos Morales, todos ellos identificados con Agüera.
El padrón de la BUAP concentra 129 mil 718 alumnos, maestros, no académicos y directores. Todos estudian o trabajan en los complejos regionales ya mencionados y en las 43 unidades académicas. La ubicación de los complejos en la geografía poblana es estratégica, sirvió en el ámbito proselitista y político a los anteriores gobernantes estatales, y Barbosa y Morena se alistan a hacer lo mismo rumbo al 2024.
Hoy se sabe que quien hizo el plan de trabajo o propuestas para los próximos cuatro años de la doctora Cedillo fue Jaime Vázquez, integrante del grupo de transición, pero también de Agüera y de Damián.
Pese a comprometer la autonomía de la BUAP y mostrarse generosa con el gobierno como ya lo hizo Lilia Cedillo, en diversas entrevistas, Alfonso Esparza y su grupo desconfían de la parte que corresponde a Barbosa para no perseguirlo a él ni a su familia.
Desplegados en periódicos nacionales y locales, pagados por la BUAP, y respaldos a favor de Esparza de personajes como el rector de la UNAM Enrique Graue, Jenaro Villamil presidente del sistema público de radiodifusión del estado mexicano y de Carmen Enedina Rodríguez directora general de educación superior de la SEP, muestran esa desconfianza de que el pacto de impunidad no se cumpla.
El renovado discurso del Ejecutivo hacia la BUAP, la complaciente cooperación de Cedillo con el estado y el permiso para que sea instalado el órgano de control externo que vigile las finanzas de la universidad, no haría más que confirmar las sospechas de los catedráticos de que la Máxima Casa de Estudios y su autonomía, como en ocasiones anteriores, fueron entregadas al régimen de la 4T con la mediación de Enrique Agüera. @DiarioReporter