Por Carlos Clemente
La incorporación del ex diputado Gabriel Biestro al gabinete estatal, debe entenderse en el contexto de la desesperación del mandatario por contar con perfiles que puedan jugar hacia el 2024 con posibilidades de competir o simplemente para servirle como fichas de cambio.
Lamentablemente la carrera política de Biestro fue tan fugaz como estrepitosa su caída. No son pocos los que ponen en duda su capacidad como funcionario público al frente de una cartera en el gabinete barbosista.
A su paso como líder del poder Legislativo sencillamente quedó a deber. No pudo concretar reformas legales que realmente esperaban los ciudadanos y el Congreso local se volvió una ventanilla de trámites del Ejecutivo.
La primera Legislatura local con mayoría de Morena y comandada por Biestro, terminó por convertirse en lo que siempre criticaron.
La LX Legislatura acumuló hasta 15 sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que invalidaron diversas disposiciones aprobadas por el Congreso del Estado por inconstitucionales.
De la desprivatización del agua potable y la agenda de derechos humanos y sociales, mejor ni hablamos. Quedaron en promesas incumplidas del movimiento de la cuatroté.
Pero el verdadero fracaso político fue no haber alcanzado la postulación como candidato a la presidencia municipal de Puebla. Su falta de carisma y experiencia política lo hicieron volver a su realidad. Duro golpe que aún no supera.
Sin duda, Gabriel Biestro vendrá a meter presión al gabinete, sobre todo en aquellos secretarios y secretarias que conforme pasan los meses nomás nadan de a muertito.
Con el tiempo en contra, sólo el Ejecutivo en su desesperación por tener perfiles competitivos en su tablero electoral, le ve patas para gallo. Sin embargo, los poblanos ya conocemos su estatura política. @DiarioReporter