Por Jesús Ramos
Ahora que los grupos internos se disputan la dirigencia estatal del PAN, tremenda losa, grande y pesada, de volumen inmenso y gigantesca, han depositado sobre los hombros de los yunquistas.
Quienes pretenden relevar a Lalo y los que están, edifican día a día el relato de aquellos que se aliaron con el peor gobernante que ha tenido Puebla: Barbosa, y los que le enfrentaron.
De hecho dan por cierto que si Barbosa no hubiese impulsado a Lalo en el 2021, y operado lo electoral contra Claudia Rivera, jamás hubiese obtenido el triunfo y por tanto la alcaldía, misma que hoy gobierna Adán Domínguez.
Eso implica, entonces, que el PAN de Augusta fue controlado por el difunto mientras respiró y sus órdenes fueron seguidas al pie de la letra en lo electoral y político.
Cobra sentido el relato si retrocedemos en el tiempo para constatar que en efecto ni Augusta, ni Marcos Castro ni Lalo, ni nadie del ayuntamiento panista le enderezó jamás crítica alguna a sus horrores.
El que calla otorga, dice esa máxima popular, chocante además, daga punzante con que disminuyen los intereses reelecionistas del Yunque a través de Felipe Velázquez y Pily Morán, camarilla del derrotado a la gubernatura.
Es formidable la narrativa puesta en marcha, porque entre la sociedad como entre la clase política y partidos, prensa incluso, los aliados de Barbosa son los malos y los que le encararon los buenos.
Si el relato surte el efecto deseado entre la militancia panista, los opositores a Lalo y al Yunque terminarán por imponerse, pues la historia política de nuestro estado seguirá consignando que nada fue más nefasto que el barbosismo y sus aliados. @DiarioReporter