Por: Jesús Ramos
Alejandro Armenta hizo leña de árbol caído con Nacho Mier. Elegantemente le echó en cara su falta de capacidad para construir consensos. Si los hubiera logrado la Reforma Eléctrica habría sido aprobada en la Cámara de Diputados.
El análisis del senador de Morena está incompleto, es una media verdad que también puede interpretarse como media mentira si consideramos que pretende ser gobernador de Puebla igual que Nacho y, por esa razón, tiene motivos para sesgar las cosas.
La construcción de consensos no es responsabilidad exclusiva de los coordinadores parlamentarios cuando de aprobar iniciativas presidenciales se trata, esos consensos comienzan a construirse desde los gobiernos de los estados y por supuesto que transitan por Palacio Nacional.
Los primeros constructores de consensos son los gobernadores, así lo hicieron todos los que le antecedieron a Barbosa en Puebla. Moreno Valle lo hizo, Marín, Melquiades, Bartlett, todos ellos interactuaron con diputados de los distintos partidos políticos para que las iniciativas y decretos del Ejecutivo de la nación en turno se aprobaran sin líos.
Cualquier persona con conocimientos básicos de política entenderá lo clave que son los mandatarios para lograr esos propósitos. Y a la vez, recordará a Moreno Valle y al resto de sus pares operando alegremente con legisladores de todos los institutos políticos.
¿Qué ocurre en Puebla? Tenemos un gobernante que se ha esmerado en dinamitar toda buena relación con los diputados federales e incluso con los tres de los cuatro senadores poblanos.
Carece de coordinadores en ambas cámaras del Congreso de la Unión por ser cascarrabias y estar peleado hasta con los de su mismo partido, Inés Parra sirve de ejemplo.
En esas circunstancias no pudo construir consensos legislativos en lo federal para empujar la Reforma Eléctrica y tampoco podrá ayudar en lo futuro a López Obrador en la Reforma de la Guardia Nacional ni en la Reforma Electoral porque sus relaciones institucionales y políticas con los parlamentarios locales son un fiasco.
¿Con qué cara pediría a los diputados federales Ana Teresa Aranda, Aguilar Coronado, Javier Casique, Carolina Beauregard e incluso a Julieta Vences, Rogelio Carvajal o Inés Parra, de Morena, apoyar las iniciativas del Presidente de la República o gestionar recursos para Puebla? ¿O a los senadores Nancy de la Sierra y Moya Clemente hacer las mismas tareas?
Reitero que el fracaso de la Reforma Eléctrica debe cargársele en gran medida a Nacho Mier por ser el coordinador de Morena, pero una tajada bastante grande de esa responsabilidad también le corresponde a Barbosa por su inoperancia política con los legisladores poblanos.
Un gobernante sin relaciones institucionales ni amistosas con los legisladores de su estado de nada le sirve a un Ejecutivo de la nación en el tránsito de sus iniciativas y decretos.
En el mismo nivel de sumisión que la prensa oficialista, Armenta no se atrevió a cargar tal culpa al gobernador Barbosa, para no disgustarse con él, sin embargo, su apunte sobre la falta de construcción de consensos tendría que incluirlo lo mismo que a López Obrador por su radicalismo ciego.