Por Jesús Ramos
Con Barbosa no le hubiera ido tan bien a Morena como le fue en estas elecciones con Sergio Salomón. El estilo del difunto fue de confrontación, división, persecución y polarización.
Tiene sentido. Ese modo feo y agrio de administrar Puebla habría ayudado al PAN, PRI y PRD en la elección de gobernador y los demás cargos públicos en juego el 2 de junio.
Claudia Rivera considera que en los carros completos de la 4T mucho tuvo que ver el carisma del actual mandatario, sus resultados en proyectos y obra pública en poco tiempo, su carácter afable.
Barbosa no fue lo que ofreció el Movimiento de Regeneración Nacional, no tuvo presencia en el estado, no estuvo cerca de la gente, abandonó Puebla, prometió cosas que no llegaron, puntualiza la exalcaldesa en su charla con #Póker de Ases.
Contrario a lo que mucha gente piensa el “hubiera” sí existe, se le estudia en la disciplina sociológica e histórica del contrafractual para proyectar lo que hubiese ocurrido en el universo posible.
Barbosa hubiera sido un lastre para que Morena conquistara victorias en las urnas, se coincide, Salomón ayudó a la causa de la 4T. No es calculo a toro pasado, es a toro presente.
Con el contrafractual como variable de posibilidades, incluso, la gubernatura hubiera estado en riesgo para el partido guinda por los acuerdos que desde el 2021 traía con Eduardo Rivera y El Yunque a quienes hizo ganar en esos comicios.
Por lo que se preveía antes de su fallecimiento, Barbosa habría jugado dos cartas para la gubernatura, una con Lalo y otra con sus opacas corcholatas entre las que no se encontraba Armenta como favorito, si Olivia, Toño Martínez, Biestro y otras más.
En ese universo posible, el difunto habría preferido la alternancia política en el cálculo personalísimo de pasar a la historia como un mandatario demócrata, pues cosas así alimentaban su vanidad y egoísmo, sirve de ejemplo la elección del 21. @DiarioReporter