Por Carlos Clemente
Prudencia política, mesura, es lo que le ha fallado de forma lamentable a Doña Chayito, quien necia, insiste en salir públicamente una y otra vez en su intentona de justificar las millonarias inversiones fallidas con recursos públicos durante el barbosismo, generando quebrantos al erario que ya se investigan.
No es nuevo, Doña Chayito, flamante diputada federal electa por obra y gracia de Morena, frecuentemente suele hablar mal y sin mesura sobre la conducción del gobierno y del titular del Ejecutivo.
Sin respetar las mínimas normas no escritas del poder, se deja ir en sus expresiones verbales.
Suele gritar a los cuatro vientos una y mil expresiones contra quien conduce el destino de la entidad, con palabras que no aprendió precisamente en su maestría en docencia por la Ibero.
El mandatario ha sido muy puntual. Dejar de investigar las cuestionables inversiones y millonarios quebrantos financieros ocurridos durante el gobierno de Luis Miguel Barbosa, sería una omisión y él no tiene por qué cargar con el muertito.
No hay cacería de brujas. Está claro. Sólo el cumplimiento de la ley, algo que Doña Chayito desconoce.
No hay ninguna persecución política. Y de eso, ella sabe muy bien.
Periodistas zalameros, ensalzaron en el pasado reciente una y otra vez “el estratégico papel” que jugó Doña Chayito durante los tiempos de campaña y en la “exitosa administración” del difunto.
Nadie sabe del paradero de esa presunta “sabiduría” de la viuda sobre el arte de la política asimilada durante largos años de vida al lado del experimentado político.
Bochornosas anécdotas cuentan colaboradores cercanos y familiares sobre el trato que el ex mandatario le dispensaba en corto a su esposa por inoportuna, al grado de correrla a gritos de su despacho y pedir que le cerraran la puerta para dejarlo hablar en privado sobre temas de estado.
¡Ay Chayito, no me ayudes! Volvería a gritar. @DiarioReporter