Por Jesús Ramos
Armenta y Lalo sostendrán dos batallas electorales. Una por la capital poblana con lo que implique 50 kilómetros a la redonda. La otra, será de esos 50 kilómetros hasta la línea colindante con los estados vecinos.
Ellos lo saben, sus partidos también, se pondrá rudísima la primera por ser donde se asientan los tres poderes locales con la zona metropolitana, veta rica en votos, pero también donde el elector suele esconder formidablemente lo que hará frente a la urna.
Ese es el terreno de Lalo, su fortaleza, donde él y los suyos invertirán el 70 por ciento de sus recursos financieros, materiales y humanos para intentar ganar la gubernatura.
Se equivocaría el yunquista si redujera la inversión económica y operativa en la primera batalla para destinarla a la segunda, también lo entiende, por supuesto que hará campaña en el interior, aunque no con el mismo candor de la capital y su periferia.
Armenta tiene su fortaleza en el interior, mixteca, sierra negra, valle de Tehuacán, sierra norte y nororiental y el valle de Serdán. Sus números ahí destrozan a Lalo, le hacen cachitos, le ridiculizan.
Esa segunda batalla la tiene ganada de calle Armenta por tres o cuatro a uno por mucho que haga el yunquista ahora mismo hasta el día de la elección, geografía que difícilmente le arrebatarán por lo bien trabajada que la tiene, además de reforzada con los programas sociales y cacicazgos.
Perderá Lalo en el interior seguramente, él, Armenta y sus equipos lo tienen presupuestado, la duda recae en Puebla capital y zona conurbada, donde los combates serán con todo el arsenal disponible y sin guardarse nada. @DiarioReporter