Por: Jesús Ramos
Fue un pleito soterrado, callejero, se dieron duro y tendido Jorge Cruz Lepe y Enrique Guevara Montiel. El motivo. Los dos querían administrar giros negros en este despegue de Eduardo Rivera Pérez como alcalde de Puebla.
Imposible que fuera así. Sólo uno podía fungir de administrador y terminó por vencer el secretario de Gobernación al director de Normatividad y Regulación Comercial.
En lo formal fue así y en lo informal también. Quedaron como compañeros de trabajo y de proyecto, los dos dispuestos a sacrificar y operar lo necesario para que Lalo esté en la boleta en el 2024.
No fue fácil para el derrotado conformarse. Algo interesante deben tener los giros negros para que los cercanos a todo alcalde quieran administrarlos y entenderse con los gerentes del inframundo.
Enrique le sabe al asunto, no es ningún improvisado, pero Jorge se metió desde administraciones municipales pasadas en las cañerías del comercio informal, bares, cantinas, prostitución y conoce lo suficiente del asunto.
Los dos trabajan para el mismo patrón. Y a los dos, les tiene bastante confianza, sin embargo, tratándose del control y administración de la conciencia oscura del ayuntamiento, las consideraciones y buenos modales no son precisamente lo que se necesite ahí.
En nuestro reportaje del lunes pasado, abordamos el complicado fenómeno de la prostitución en la ciudad de Puebla, el derecho de piso que pagan a los lenones y la manera como Cruz Lepe ha operado ese asunto.
Son 800 trabajadoras y trabajadores sexuales con actividad laboral en el centro histórico de la capital poblana que en conjunto entregan 80 mil pesos diarios en efectivo a sus regenteadores, 560 mil semanales.
La derrama que las trabajadoras sexuales generan a hoteles, moteles y vecindades por la ocupación de cuartos merece una investigación más amplia, pero debe ser cuando menos cinco veces el monto total semanal, hablando en términos conservadores sin incluir el resto de las actividades de bares, cantinas de la ciudad, ambulantaje, etcétera.
Explicamos el lunes pasado que Puebla carece de elementos jurídicos que normen la prostitución en Puebla y que mientras las trabajadoras sexuales laboren a cielo abierto la Constitución Mexicana y los códigos penales locales y federales las protegen.
Pero en esa modalidad no generan ingresos a la comuna desde la Secretaría de Gobernación. Ingresan recursos por derechos y servicios a las arcas municipales desde dentro de los cuartos de hotel y vecindades, idea concebida en primera instancia por Enrique Guevara, aunque concretada por Cruz Lepe.
Dos pájaros de un tiro son los que matan con ese modelo. Por un lado, le quitan el rostro prostituto al centro histórico. Y por el otro, controlan la actividad económica diaria de las trabajadoras sexuales desde dentro de las habitaciones.
La pasión por servir enfrentó a Enrique Guevara con Cruz Lepe, pero ya son buenos amigos, después de todo, los giros negros también son botín de guerra de toda campaña electoral, como la suya. @DiarioReporter