Por Jesús Ramos
Adán Augusto regresará a Puebla en noviembre a echarse un mole de caderas y hasta donde sabemos evitará el saludo de Barbosa. No le quiere ver, anda amuinado. Le caló hondo que le amenazara con no inmiscuirse en la política local.
Recordemos que el chile en nogada que le invitó Nacho Mier en La Noria fue el detonante de aquella prolongada crisis de furia del mandatario, con la que le atizó recio y parejo al secretario de Gobernación y días después a Mario Delgado, Bartlett y Noroña.
Irreconocible, así se puso. Mostró la bestia que lleva dentro. Y todo porque los nacionales arribaron a Puebla en momentos distintos a impulsar al diputado federal de Tecamachalco para la gubernatura en el 2024.
Ya con la cabeza fría debió entender que así como él juega en su tablero diabólico con Lalo Rivera y Alejandro Armenta, PAN, PRI, PRD y el resto de la chiquillada, Adán y los otros están en su derecho de jugar con quién se les pegue la gana.
Dijera él mismo: así de sencillo, así de clarito.
Hay pruebas, muchas pruebas de esa relación promiscua del gobernador y el alcalde yunquista de la ciudad de Puebla, Adán y el Presidente de la República volvieron a confirmarlo con el informe de Lalo Rivera.
Ni cómo ocultar que es su candidato principal a sucederle, aunque sea del PAN, las acciones y las conductas dicen más que las palabras, y la condescendencia de Barbosa hacia Lalo la entienden perfectamente incluso los mismos panistas.
Cuando dos personas se aman es imposible ocultar su afinidad, su química. Fuerzas superiores a ellas les dominan, lanzan mensajes cifrados con la mirada, en sílabas externan amor, salpican miel cuando se encuentran.
Pareciera que el secretario de Gobernación federal reprueba la promiscuidad de Barbosa, su apuesta está con Mier y el pretexto de su visita para respaldarle será socializar el rol de la Guardia Nacional y del Ejército entre la población.
Si para evitar al mandatario poblano decide no arribar a la Angelópolis lo hará, irá a otros municipios. Al buen entendedor pocas palabras, se antoja difícil que quien le ofendió quiera alcanzarle para disculparse, como aquella vez que fue a tocarle la puerta de Gobernación sin éxito alguno. @DiarioReporter