Por: Jesús Ramos
Muchos lo tomarán a festejo, pero no tendría que serlo. El protocolo constitucional debió cumplirse en el primer minuto del 15 de octubre con la rendición de protesta. Y después, a emplearse con la seriedad debida en el cargo de presidente municipal que le confirió la sociedad.
Así de sencillo.
Las grandes comilonas pue que no falten, con guajolote, barbacoa y comidas de alta cocina, música, excesos, extravagancia y toda la cosa. Son parte de la condición humana, del gusto y alegría de saberse gobernante.
No es por molestar, pero sobran casos donde la felicidad edilicia se ha transformado en pesadilla. Le daremos sólo cuatro ejemplos: el de Felipe Patjane de Tehuacán, preso por desvío de recursos.
El de Salvador Hernández de Ajalpan, prófugo por asociación delictuosa. El de Alejandro Martínez Fuentes de Quecholac, detenido por presuntos vínculos con el crimen organizado. Y el primer mandato de Eduardo Rivera Pérez de Puebla capital, víctima de la arbitrariedad de Rafael Moreno Valle.
Prometieron tanto nuestros nuevos alcaldes en campaña que lo mejor que pueden hacer es apresurarse a cumplir cada promesa. El panista Rivera Pérez ofreció “Corregir el rumbo de Puebla” con mayor seguridad, prevenir los feminicidios, llevar médicos gratuitos a los domicilios, reactivar las estancias infantiles y construir otras mil calles en un año.
Por cierto, la vez pasada no cumplió las mil calles. Nos mintió.
Y así como Eduardo, los nuevos alcaldes del estado, sin excepción, se comprometieron a darnos paz y tranquilidad, municipios más seguros, obra pública, apoyos al campo, empleo, economías municipales vigorosas y tres toneladas de acciones buenas que nos harán poblanos más felices a lo largo de sus gestiones.
Lo que debemos hacer desde este día la prensa y los ciudadanos, es exigirles cumplir sus ofertas, ser los alcaldes sencillos que vimos en campaña, con esa misma sensibilidad, paciencia y disposición para oír peticiones y reclamos de la gente.
Todo eso es importante, sin embargo, el clamor social añora paz y tranquilidad en cada municipio. Queremos volver a caminar por las calles, a cualquier hora, sin el temor de ser secuestrado, asaltado o asesinado.
No vemos resultados efectivos de la coordinación de las fuerzas policiacas municipales, estatales, federales y militares, esos, de los que tanto hablan en las mañaneras Andrés Manuel López Obrador en el país y Luis Miguel Barbosa aquí en Puebla.
Por eso, a Eduardo Rivera como al resto de los presidentes municipales que hoy se estrenaron habría que exigirles el cumplimiento de lo que ofrecieron, aunque con mayor apremio, que nos devuelvan la seguridad y tranquilidad que tanto nos preocupa cuando nuestros hijos o nosotros salimos a la calle. @DiarioReport