Por: Jesús Ramos
Ricardo Monreal y Miguel Barbosa tienen algo en común. Al senador le acusan de traicionar a Morena en la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México y al gobernador poblano de traicionar al movimiento de AMLO para que El Yunque triunfara en la capital de Puebla.
Recordar esto es oportuno porque hoy 5 de mayo López Obrador tendrá que tragar camote y soportar, lo que demore la conmemoración de la gesta heroica, muy cerca de él, a uno de los representantes del conservadurismo más radical del país y rival de Benito Juárez e Ignacio Zaragoza en 1862.
Me refiero a Eduardo Rivera Pérez. Por irónico que parezca, toda diferencia de pensamiento, crítica hacia su gobierno o culpa de sus fracasos, el Presidente responsabiliza a la derecha mexicana, la misma con la que compartirá escenarios en los actos oficiales de este día.
No debió haber sido así, pero así fue, la cuarta ciudad más importante del país la entregó al PAN y al Yunque, uno de los integrantes del Movimiento, como se supone también lo hizo Monreal en la Cuauhtémoc de la CDMX.
Allá la damnificada fue Dolores Padierna y aquí Claudia Rivera Vivanco. En la conmemoración de hoy Andrés Manuel tendría que estar flanqueado por dos miembros de la 4T, uno gobernador y la otra alcaldesa, pero en vez de eso deberá sonreírle cínicamente a la derecha que odia e incluso estrecharle la mano al enemigo de Juárez.
Sin más elementos que dichos y rumores, a Monreal le acusan de traidor e incluso han pedido su destitución de Morena por la debacle de Padierna. Las insinuaciones de traición de Barbosa van más allá de simples chismes y diretes.
Morena y AMLO tienen conocimiento que la relación del gobernador con Claudia fue áspera, tirante y agresiva, en cambio, el trato del mandatario con Rivera Pérez es de colaboración, si bien con diferencias en algunos episodios, no con rupturas.
Donde hubo traición huellas quedan. Y estas, se entiende que los mismos hijos de Morena las notificaron al Presidente antes y después de los comicios del año pasado, tan parecidas las de la Cuauhtémoc como los puntos del bastón de la ciudad de Puebla.
Los conservadores son enemigos declarados de Andrés Manuel a nivel nacional, pero aquí son aliados soterrados de este gobierno en el Congreso local y en el ayuntamiento yunquista.
El presidente presidirá la gesta heroica del 5 de mayo no por su querencia a Puebla ni por su amistad con Barbosa, lo hará, porque después de los últimos fracasos necesita subirse al caballo de Ignacio Zaragoza para arengar al pueblo de México a derrotar nuevamente a los conservadores.
Con un Te lo digo Juan para que lo entiendas Pedro, el saco quedará a la perfección a Eduardo Rivera, pero también a Miguel Barbosa, a los traidores a la patria y al resto del conservadurismo mexicano. @DiarioReporter