Por Jesús Ramos
Ni mensajes cifrados del Presidente a favor de nadie ni contra nadie. Cero espaldarazos, caricias o sobadas. Andrés Manuel vino a lo que vino al 160 aniversario de la Batalla de Puebla y se fue.
Esa es la verdad. Así de sencillo y simple.
Eso sí, reunió a la plana mayor de la política nacional y local y por algunas horas hizo del estado poblano epicentro de la atención del país y de aquellas naciones que confunden el 5 de mayo con la independencia de México.
Con echarle un vistazo a los dos tuits que lanzó a través de su cuenta oficial de Twitter, el tiempo que duró su estancia en Puebla, nos daremos cuenta la frialdad que le provocaron anfitriones y asistentes.
López Obrador tuvo la compañía de Barbosa en las ceremonias oficiales y el desfile, obviamente por ser el gobernador de Puebla, y fue flanqueado por los secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina Armada de México por lo representativo de la fecha.
Ninguna deferencia tuvo para el mandatario poblano distinta a la de todo invitado. Ni miradas cariñosas, furtivas, piadosas o de apapacho. Lo trató como el anfitrión que era, sólo eso.
El ballet de propagandistas locales exaltará fantasías y espejismos, pasiones y desenfrenos, poemas henchidos de amor aventados por Andrés Manuel al balcón del mandatario poblano. Nada de eso.
Soplando espantasuegras y agitando maracas los nachistas contarán sagas en el sentido de que Nacho Mier formaba parte de la comitiva del Ejecutivo de la nación. Sus odiadores irán en sentido contrario, que lo puso tan lejos de su regazo como de la candidatura a gobernador.
Y la misma ración de veneno es probable que avienten a Alejandro Armenta. Que lo pusieron como placa de tráiler, hasta atrás. Que no tuvo cabida en el sitio de las grandes lumbreras. Los armentistas contarán la versión remasterizada. Que ocupó el mejor lugar. Que apareció en todas las fotos de AMLO. Que fue el más cercano de los aspirantes a mandatario.
Cero para Barbosa. Cero para Armenta. Cero para Nacho. Ese es el marcador de este 5 de mayo. Ninguno ganó. Y ninguno perdió. Nada de espaldarazos, querencias imaginarias ni privilegios.
Andrés Manuel López Obrador asistió a tan emblemática fecha, cumplió, comió y se fue. Atestiguó, además del desfile, una Puebla agravada de salud por la inseguridad, rezagada en desarrollo y condenada al estatismo de aquí al 2024. @DiarioReporter