Por Raúl Hermosillo Carmona
No deja de ser irónico que, para salvar a nuestra endeble democracia, dependamos en buena medida del éxito del priísmo mexiquense. Pero lo que, de plano, raya en humor negro es que la chairocracia se escandalice por el hecho de que PAN y PRD vayan en bloque con el PRI en el Edomex, arropados bajo la alianza Va por México. Luego luego salió el presidente a decir que se trata de un “contubernio descarado”.
La pregunta obvia es: ¿por qué patalea el presidente? ¿Por qué chilla la chairocracia? ¿Qué no se supone que son invencibles? Gritan y patalean por dos sencillas razones: por miedo a que les apliquen una sopa de su propio chocolate; y por el terror que significa perder el Edomex en la perspectiva de 2024.
La chairocracia sabe perfectamente que en el Edomex es factible que la serpiente se muerda la cola y se devore a sí misma. Es decir, que el priísmo mexiquense, creador de varias generaciones de ampones electorales y maestros del embuste clientelar, le recete al presidente un combo similar al que ellos han estado aplicando en todo el país:
No se nos olvide que el grupo Atlacomulco, popularmente conocido como “atracomucho”, es coautor destacado de la dictadura perfecta que gobernó el país por más de 70 años. Y que es el último reducto de aquel aparato corruptor de Estado experto en la compra de voluntades y la conformación de clientelas pauperizadas dependientes de la dádiva gubernamental.
López Obrador apostó a reconstruir ese mismo modelo de control político con la complicidad de todos los grupos del PRI. Pero todo parece indicar que el priísmo mexiquense decidió resistir y que no está dispuesto a ceder el control de la entidad al PRIMOR, como ha ocurrido en el resto de las entidades donde gobiernan expriístas y experredistas con la camiseta de Morena.
López Obrador sabe de lo que es capaz el PRI cuando se trata de conservar el poder. Y lo sabe porque fue en ese partido donde lo aprendió en su juventud. Los chairos también lo saben y por eso denuncian contubernio descarado.
Saben perfectamente, como lo ha expresado el otrora destacado periodista Alberto Barranco —hoy entregado en cuerpo y alma a la 4T— que el priísmo mexiquense destinará carretonadas de dinero subterráneo para comprar voluntades, usará de manera clientelar los programas sociales, convertirá el aparato de estado en aparato electoral, cooptará y usará a modo los órganos electorales y tribunales, rebasará topes de campaña, ejercerán violencia selectiva contra morenistas, manipularán los medios, cooptarán periodistas y manejarán tendenciosamente las redes sociales y usarán de manera amañada las encuestas.
Por eso el PRI ha retenido el poder en el Edomex por casi 90 años. Porque ha seguido aplicando el modelo de control político que ahora López Obrador pretende replicar de nuevo desde la presidencia, solo que bajo el control del grupo Tabasco disfrazado de guinda.
Justo por eso es altamente probable que gane la candidata del gobernador, Alejandra del Moral. Y solo por eso es digerible para muchos demócratas, el tener que aceptar la aberración de “apoyar” al priísmo mexiquense como parte de la alianza Va por México. Porque si se logra detener a Morena y sus aliados en el Edomex, crecerán los incentivos para escalar a nivel nacional el formato de la alianza rumbo al 2024, con una variante muy importante: el respaldo de una sociedad civil participativa que exigirá y vigilará un proceso pulcro de selección de candidatos sustentado en elecciones primarias.
No olvidemos que, en 2021, durante las elecciones intermedias, la suma de votos que obtuvo la alianza Va por México (PRI, PAN y PRD) y Movimiento Ciudadano, superó la de la coalición del presidente, integrada por Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista.
Si la alianza Va por México se consolida con un triunfo en el Edomex (en Coahuila es un hecho la derrota de Morena), y si los partidos se abren a la participación ciudadana, el bloque opositor será invencible, electoralmente hablando, en 2024.
Si logramos que el perdedor acepte la derrota (cosa que se ve casi imposible, ningún populista acepta un resultado adverso) el intento de restauración autoritaria emprendido por la 4T pasará a la historia por haber recibido su primer golpe mortal nada más ni nada menos, que por su alter ego y su némesis: de su majestad el PRI. @DiarioReporter