Por: Jesús Ramos
Las malas noticias corren rápido. El lunes platicamos que probablemente Alejandro Armenta sea relevado de la Comisión de Hacienda del Senado de la República, a mitad del año venidero, si Ricardo Monreal termina por marcharse de Morena.
Y no porque haya accionado mal esa comisión. No. El asunto es que Olga Sánchez Cordero seguramente tiene reservado ese cargo para un senador de los suyos cuando el zacatecano se marche.
Ignacio Mier Velazco compartiría en el 2022 la misma suerte que Alejandro si Mario Delgado es relevado de Morena, como todo apunta, en el momento que Adán Augusto López opere la decisión del Presidente de meter orden en su partido.
Es cierto que Morena ganó el año pasado 11 gubernaturas con el liderazgo de Delgado, sin embargo, perdió más de 5 millones de votos, 34 diputaciones federales y más de la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México, además de capitales importantes como la de Puebla.
En gran medida, los líos del Presidente para aprobar la reforma energética y la renovación del INE recaen en la responsabilidad de Mario Delgado. Por eso los duros quieren que se vaya. Y la más interesada sería Claudia Sheinbaum.
Andrés Manuel no está contento ni satisfecho con él. Y los radicales tampoco. Le endilgan vicios de la escuela priista. Imposiciones, dedazos, encuestas cuchareadas y todos los achaques del partido. Piensan que con él, Morena llegará reumático al 2024.
A Ignacio Mier le ocurriría lo mismo que a Alejandro. Al abandonar Delgado el liderazgo del Movimiento de Regeneración Nacional, él caería irremediablemente del puesto. Un dirigente nuevo pondría en la coordinación de la Cámara de Diputados a uno de los suyos, aunque claro, con el visto bueno del Presidente.
Pese a la tragedia de los ministeriales abatidos en Tecamachalco y a lo que los catastrofistas puedan opinar al respecto, Nacho sigue siendo al día de hoy el mejor perfilado para la gubernatura de Puebla.
Y la responsabilidad que tiene en la Cámara Federal es de alta relevancia, más incluso, que la de Alejandro Armenta en el Senado de la República. El escándalo de su tierra lo tiznó, pero no lo quemó.
Aunque ambos ajustes seguramente alegrarían al gobernador Barbosa, por sus diferencias, restarían posiciones importantes al Estado de Puebla en el Congreso de la Unión y en la discusión política nacional.
Si las cosas terminan por ahí, el tablero de la sucesión de Puebla se reconfigurará con fichas favorables para Barbosa. @DiarioReport
Buena columna, mis felicitaciones!!!
Quedo en pendiente con su siguiente columna, con avances de los posibles escenarios para nuestro bello Estado!!!