*Barbosa carece de capital político y legitimidad.
*El activismo de Armenta, Claudia e Ignacio irán desplazando paulatinamente a Barbosa en lo mediático y político.
*Es muy probable que Palacio Nacional no le permita a Barbosa dejar sucesor.
Por: Jesús Ramos
Sin legitimidad por la escasa votación con que ganó la gubernatura, con la debilidad de carecer de capital político, sin el apoyo popular que le vigorice, carente de personajes reconocidos que le arropen y por el activismo de quienes aspiran a sucederle en la gubernatura, Luis Miguel Barbosa iniciará en el 2022 su declive.
A diferencia del perfil dominante de Andrés Manuel López Obrador y de su alto nivel de aprobación, todo gobernante comienza a perder poder y fuerza a partir de la segunda mitad de su mandato, coinciden los académicos en ciencias políticas Miguel Ángel Calderón Chelius y Fidencio Aguilar Víquez.
El Presidente es un caso excepcional, único en la historia de México, sin una oposición que le meta en problemas serios, continuará avanzando de aquí al 2024 con mucho poder en tanto no destape abiertamente la corcholata que quiere que le suceda en el cargo, analiza Calderón Chelius catedrático de la Universidad Iberoamericana.
Aguilar Víquez piensa muy parecido. “Barbosa perderá fuerza, Andrés Manuel no, él al contrario, tendrá mayor capacidad de decisión y maniobra gubernamental. Seguirá ejerciendo el poder y operando la política nacional a su antojo. Él, es un líder, uno distinto a los que estamos acostumbrados”.
Con la participación de apenas el 33 por ciento del padrón electoral, en 2019, Barbosa ganó la elección extraordinaria con tan solo 680 mil votos de los 4.6 millones de poblanos que estaban inscritos. Ese hecho demuestra que carece de capital político y legitimidad, señala Calderón Chelius.
Nunca ha sido un gobernador fuerte, llegó al gobierno por el desafortunado accidente de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle, la elección de ese año está manchada por la tragedia y la disputa política, a propósito de la impugnación que el mismo Barbosa interpuso por los resultados de 2018, añade el académico de la Ibero.
Aunque el declive de un gobernante normalmente comienza a partir de la segunda mitad de su ejercicio administrativo, han habido casos como el de Enrique Peña Nieto y el de Mario Marín Torres que iniciaron mucho antes por los escándalos de la Casa Blanca y de Lydia Cacho. Y ningún gobernante escapa a esa posibilidad.
Eso mismo puede acelerar el declive de Miguel Barbosa, que le estalle un escándalo o una mala decisión, dice Aguilar Víquez, sin embargo, por razones naturales comenzará a debilitarse, a perder fuerza y poder porque se ha adelantado la sucesión en Puebla.
Yo le veo varias cartas, o corcholatas como dice el Presidente López Obrador, y una en especial la tiene en el lado de la oposición. Claro que posee otras en Morena y en distintos partidos, son bastante visibles, y eso le irá disminuyendo, más todavía, cuando muestre abiertamente la corcholata de su preferencia, añade el académico del Centro de Investigación Social Avanzada de Querétaro.
Un factor que contribuirá al declive será el activismo de Alejandro Armenta Mier, Ignacio Mier Velazco, Claudia Rivera Vivanco e incluso los candidatos de Barbosa, porque lo que digan o hagan restará importancia al desempeño del mandatario.
Además de coincidir en ello, Calderón Chelius considera que este gobierno del estado se ha distinguido por su bajo perfil y sus claroscuros, mientras que el de López Obrador es totalmente lo contrario, posee una alta aceptación y calificación de la gente, además de tener una base social muy amplia.
México necesita menos AMLO y más cuatroté, porque si bien tenemos un Presidente con mucha fuerza y poder, al gobierno federal se le observa en un segundo plano, menos protagónico y menos fuerte. Muchas cosas dependen del Ejecutivo no de su gobierno y eso no es nada bueno para el país, considera el catedrático.
“No debemos perder de vista la existencia de una fuerza más importante que las de los propios gobernadores y que a la postre termina por disminuirlos políticamente en la recta final de sus mandatos. Me refiero al juego político que se realiza desde el centro del país, concretamente desde Palacio Nacional. Esa fuerza termina por imponerse frente a las decisiones locales”.
Con un Alejandro Armenta que el año entrante redoblará presencia en Puebla capital y el interior del estado, una Claudia Rivera Vivanco que igualmente en el 2022 pisará el acelerador en las ciudades y municipios de mayor densidad electoral con el propósito de elevar su nivel de conocimiento y un Ignacio Mier Velazco haciendo lo mismo que sus dos compañeros de partido, atraerán mes con mes la atención proselitista rumbo a las elecciones del 2024, restándole atención al Ejecutivo.
Esa es la parte que tanto Calderón Chelius como Aguilar Víquez consideran que restará poder, progresivamente al gobernador Barbosa, porque los actores políticos poblanos comenzarán a preocuparse por su futuro más que por el presente e irán decidiendo con quién jugar la sucesión.
El primero de ellos señala que en ese momento el mandatario poblano deberá optar por mantener el control de su administración a partir de su cargo y sus dotes de político profesional, y si para entonces Palacio Nacional comienza a tomar decisiones importantes en lo político y gubernamental, Barbosa no tendrá más remedio a recurrir al plan “B”.
El plan “B”, es la opción del mandatario poblano de perfilar a un sucesor de su gobierno desde la oposición, “y cuando digo ese plan B me estoy refiriendo a Eduardo Rivera Pérez, sólo de esa manera podría conservar el poder hacia el final de su mandato, se entiende que si le imponen candidato desde el centro del país, obviamente perderá el poder por completo antes del 2024”.
Después de comparar a Barbosa con López Obrador, el catedrático de la Ibero hace lo mismo con Rafael Moreno Valle, del que dice una vez que tomó el poder en 2010 jamás lo volvió a perder, no tuvo declive, incluso si Martha Erika siguiera viva nadie tendría duda que él seguiría mandando en Puebla.
Con el actual mandatario del estado no ocurre eso, pues si bien tiene influencia en los partidos políticos distintos a Morena y un gran control del Congreso del Estado es un gobernante que carece de la fuerza y poder de Moreno Valle. El difunto tenía certeza hacia dónde dirigir a Puebla, Barbosa no queda claro a dónde la quiere llevar.
Para Aguilar Víquez el declive de la gente de poder es un proceso natural que inicia con tanque lleno, pero que conforme el tiempo avanza se va perdiendo progresivamente hasta llegar al final de mandato ya casi sin nada de poder e influencia en las decisiones relevantes.
Todo principio tiene un fin. Al inicio el Ejecutivo absorbe a los demás poderes del estado. La única explicación que podemos dar es que todos quieren un pedazo de pastel y el repartidor es el Ejecutivo, por eso se subordinan a él para no quedar fuera del banquete.
El estudioso del Centro de Investigación Social Avanzada de Querétaro, cree que los hombres de poder deben abrir el abanico de opciones de gobierno hacia la sociedad y no únicamente quedarse en los partidos políticos, pues mientras más involucren al ciudadano en la toma de decisiones mayores soluciones tendrán ellos y nosotros para los grandes problemas. Por su parte, Calderón Chelius piensa que una de las peores decisiones tomadas por este gobierno estatal, fue haberse involucrado en un conflicto que venía arrastrándose de años atrás, el de la Universidad de las Américas, un problema que atañe a familiares con recursos financieros y espacios físicos, y en el que también se metió Barbosa, aunque antes ya lo había hecho Moreno Valle.
Nuestro gobernador jamás llegó a tener tanta fuerza, como si la tuvieron otros mandatarios, él, carece del apoyo de la base social y de los políticos influyentes del estado, ganó con la participación de un porcentaje muy bajo de poblanos, eso no lo legitima, la tragedia de Martha Erika también mancha la administración estatal, el suyo es un gobierno de muy bajo perfil, puntualiza el maestro de la Ibero Puebla. @DiarioReporter